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#01 ROMA MADRE

01.

Nota editorial

Una revista en medio del mundo. Una revista en medio del caos del mundo. Argentina, internacional y del cosmos. Al fin y al cabo las palabras están siempre ahí en el primer y último escalón, tanto de la información como de la incertidumbre.

02.

Luperca, por Ficcialidad

Luperca es el nombre de la Lupa Capitolina, la loba que amamantó a Rómulo y Remo de pequeños. Lupercales eran rituales de fertilidad donde se elegían Lupercos en una ceremonia anual. Lupanar es un burdel, Lupae son también las prostitutas. La lupa, el lupo, lupandre, lupus y más. El origen de Roma y su etimología.

03.

Dios nos cría y Mamma nos ama: Roma y Cine, por Ailo

Anna Magnani, Pier Paolo Pasolini y las Madres en guerra y posguerra.

 

Una ciudad y una madre. Un imperio. Varios. Cine y coliseo, circo y verdad. Roma, un amor. Ovarios. O varios. El imperio antiguo, el que viene. La síntesis y la mezcla.

04.

Neorrealismo italiano, por Ailo

Italia bajo el régimen del fascista Benito Mussolini orienta su producción cinematográfica a la industria en alza que aportaba Estados Unidos desde Hollywood: películas románticas, dramáticas, centradas en la vida privada y burguesa, rodadas en estudios y distribuidas masivamente.

04.

Poesía, curaduría por Euge Starna

Wislawa Szymborska / Alejandra Pizarnik / Anne Sexton / Jorge Chiesa / Susana Cerdá

05.

Lupas porteñas, por Teresa Gómez Poggio

La iconografía de la Loba Capitolina tiene su raíz en el mito fundacional de Roma. Este símbolo, cargado de una fuerte dimensión política y propagandística, ha jugado un papel fundamental en la configuración de la identidad de la ciudad de Roma. A lo largo de la historia, la imagen de la loba ha sido plasmada en diversas representaciones artísticas.

Una revista en medio del mundo. Una revista en medio del caos del mundo. Argentina, internacional y del cosmos. Al fin y al cabo las palabras están siempre ahí en el primer y último escalón, tanto de la información como de la incertidumbre. La poética, la pregunta, la existencia. Las palabras ordenan la suposición, la fantasía. Terminan por acoplar sensaciones a imágenes, a pensamientos, a belleza sin más. Una letra tras otra, sonidos significantes, invocaciones. Escribir la palabra y las palabras para dejar asentado, para crear sentido, para compartir mundos. Una revista argentina internacional en medio del mundo, un experimento poético, histórico, artístico, compositivo y voraz. Curaduría como enfermeras de guardia, escenas que preferiríamos no ver, vendas, dolor. Curaduría como enfermeras de guardia, confidencial y confidente, intervención intrínseca, excéntrica, fugaz y salvadora.​

Una realidad es. Una realidad trastocada y alterada es otro paralelo accidental. O fascista. El relato, el verso, la palabra en boca de ignorantes autoritarios, básicos vacíos, lo que dicen no es lo que es y lo que es se tuerce por lo que dicen y ¿es entonces la ficción o la realidad la que rige nuestras vidas?. Una ficción que repite, reproduce, reinterpreta lo que fue alguna vez real. Una realidad que es quebrada y retorcida para hacerla caber en una ambición de control, una cajita de sangre. ¿Qué realidad es, hoy?

Las imágenes que registran o retratan una realidad han sido y son alteradas desde el comienzo de las representaciones, una visión del mundo. Los límites de fidelidad documental con una realidad se han corrido a un punto de no retorno, la generación de imágenes, la alteración visual y audiovisual es parte de nuestra incorporación diaria como certeza. ¿Estamos siendo engañados o nos estamos dejando engañar? Un posible enfrentamiento a la distorsión es el conocimiento. La filosofía, el pensamiento, la reflexión. Hemos aquí para desglosar en estas páginas (o en estas palabras, o en estas imágenes), las construcciones presentes y pasadas de relatos, de ficción y realidad. El recorrido, el bagaje histórico que las comprende, y el sentido común que se les asigna. La transformación y el viaje. Habiendo una vez archivado los aparentes inconexos puntos entre las historias, y encontrando las similitudes o coincidencias, desarrollamos posibles teorías, posibles estadíos de verdad, posibles particiones de ficción atascados en pedacitos de concreto. Si una y otra cosa dialogan infinitamente de manera helicoidal, que dialoguen ante nosotros, desde nosotras y hasta el final de los tiempos, sin ubicarnos particular ni parcialmente en un presente, un pasado o un futuro. 

Sean bienvenidos, bienvenidas, a esta especie de Ficcialidad.

Luperca es el nombre de la Lupa Capitolina, la loba que amamantó a Rómulo y Remo de pequeños. Lupercales eran rituales de fertilidad donde se elegían Lupercos en una ceremonia anual. Lupanar es un burdel, Lupae son también las prostitutas. La lupa, el lupo, lupandre, lupus y más. El origen de Roma y su etimología.


 

Si el origen de Roma fue una batalla entre hermanos, una loba o una puta, una canasta en el río y un abandono, una palabra representante que significa lo mismo, o una confusión o un mito, todo a la vez o cosa por cosa, expondremos aquí estas teorías para que juntos o uno por uno saquen y saquemos nuestras propias conclusiones.

 

24 de marzo de 774 a.C. y los gemelos Rómulo y Remo nacen, fruto de un episodio entre Rea Silvia y Marte. Rea Silvia, hija de Numitor rey de Alba Longa (ciudad del Lazio, ubicada cerca del Lago Albano, unos 20km al sur de hoy Roma) quien fue destituido por su hermano Amulio y encarcelado.  Amulio decretó sobre su sobrina Rea Silvia que debía convertirse en vestal —un rol servicial a la comunidad, devotas de Vesta y con régimen de castidad— para asegurarse de no tener descendientes que compitan por el trono con él. Al enterarse del nacimiento de los gemelos, Amulio ordena que los asesinen, pero el hombre que debía hacerlo no pudo y los dejó en una canasta que echa a naufragar al río Tevere.

La canasta navega hasta atascarse en una higuera de un pantano llamado Velabrum, entre las colinas Palatino y Capitolio, en un lugar llamado Cermalus. Y aquí empieza la poesía.

Una parte de la historia es una loba (lupa) quien los encuentra, amamanta, y un pájaro (picus) quien los alimenta, hasta un buen día donde Fáustulo, un pastor de la zona los recoge y los lleva a su posada con su mujer, Acca Larentia, quien los cría junto a otros once hijos. La representación en imágenes y esculturas de este relato lo encontramos en múltiples oportunidades. Pero la lingüística se mete para confundir y aclarar también las cosas, ¿una lupa o una lupa?

 

Lupa en italiano significa Loba. Viene del latín Lupus, que es lobo, con su plural Lupae, que es lobas. Sucede que una palabra también latina como Ululare se comenzó a utilizar para caracterizar los ‘aullidos’ de las mujeres en prostíbulos, que como las lobas lo hacían para atraer sus clientes. A partir de aquí el burdel es Lupanar, un conjunto de ellos es Lupanaria, y las mujeres que allí trabajan por lo tanto son, Lupae, es decir, las Lupas.

 

Hay investigaciones que concluyen que Acca Larentia, quien aparentemente ejercía la prostitución, fue la Lupa que amamantó a los gemelos desde el comienzo, sin ninguna loba ni pájaro de entre medio.

Respecto a su nombre lo siguiente: La palabra latina “Acca” es de origen desconocido, en idioma griego, el término akko significa “mujer ridícula”, mientras que en sánscrito akka significa “madre”. Por eso, Acca Larentia podría ser identificada con la Mater Larum o “Madre de los Lares”, esto es, de Rómulo y Remo, que más tarde fueron celebrados como Lares de Roma.

 

Rómulo y Remo crecen y conocen su verdadera identidad, instancia en la que ellos deciden hacer justicia y liberar a su abuelo Numitor para que recupere el trono. Lo hacen asesinando a su tío abuelo Amulio, y deciden juntos marchar de Alba Longa porque sí querían gobernar pero no disputando el trono con Numitor.

En la higuera donde habían sido encontrados discutieron dónde fundar su ciudad: Rómulo Roma en el Monte Palatino, Remo Remoria en el Aventino. Tras un acuerdo para elegir quién sería el próximo rey con avistaje de buitres de por medio (quien vería más tendría el mando), Rómulo triunfante trazó los límites de la ciudad e impuso a su hermano que no los cruce durante las ceremonias. Remo habiéndolos traspasado y luego de discutir y ser herido por su hermano, muere. Rómulo entierra a su hermano donde quería fundar Remoria. Roma se funda por Rómulo el 21 de abril de 753 a.C.

 

La fiesta de los lupercales, una celebración que tenía lugar entre el 14 y el 15 de febrero, e invocaba y promovía la fertilidad, simboliza en su rito una parva de elementos que nos amplían el relato y la historia. Año a año se elegían lupercos, sacerdotes bautizados con sangre de cordero, quienes tenían a bien llevar adelante la festividad que consistía en una suerte de desfile pagano por las calles de la posterior Roma. Los registros de este ritual se estiman muy anteriores al episodio de Rómulo, Remo y la Lupa, quizás hasta antiguos rituales pastoriles de tribus itálicas como los sabinos o los etruscos. Se dice también que Rómulo y Remo antes de saber su historia han participado de las festividades. La celebración comenzaba en la cueva del Lupercal del Monte Palatino, se realizaba un sacrificio de cabras, y se desarrollaba una carrera ritual donde iban azotando con (de aquí febrero) februas —tiras de cuero de cabras— a mujeres jóvenes y casadas que se exponían voluntariamente por la creencia de que aumentaba la fertilidad y la salud reproductiva, partos sin dolor ni enfermedades. La costumbre evoluciona y sufre diferentes metamorfosis hasta, quizás, ser reinterpretada como el día de San Valentín, en la misma fecha que en el pasado.

Anna Magnani, Pier Paolo Pasolini y las Madres en guerra y posguerra.

 

Una ciudad y una madre. Un imperio. Varios. Cine y coliseo, circo y verdad. Roma, un amor. Ovarios. O varios. El imperio antiguo, el que viene. La síntesis y la mezcla. Si una era se desarma y se impone una nueva, en el medio está el instante entre lo anterior y lo siguiente: el cine y Roma, en un solo acto, de un tiro, una explosión. El origen de esto nuevo: antes, y después. El hambre, la veritá, el tiempo. La tua mamma, la guerra.

 

La industria del cine en alza, desde Hollywood hasta la inserción invasora de Cinecittà, la mentira en la pantalla, lo blanco, lo limpio. Una producción vacía, inventada, con guita. La irrupción de necesitar retratar lo que se ve, no lo que se quiere que se vea. Una intención a la que llamaron neorrealismo. Una respuesta.

 

Si había una Roma, città aperta (1945), rota e invadida, había una madre de esa ciudad, y era la fuerza de la misma Anna Magnani colándose entre la pantalla y la guerra quince años después de esta otra forma, Mamma Roma (1962).

 

La caída de otro imperio y la construcción de uno más.

Cine y guerra, Roma Madre.


 

De la pantalla a la verdad: Italia, la guerra y el cine

 

De 1922 a 1943, Benito Mussolini toma el cargo de Presidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia en una comandancia habilitada legalmente y a la vez dictatorialmente fascista, luego de un crecimiento casi logarítmico del Partido Nacional Fascista, pasando por la Marcha de las Camisas Negras y otros acontecimientos de un orden absolutamente oscuro y reaccionario luego de la Primera Guerra Mundial.

Construyen Cinecittá en 1937, aportando a la locura en alza de la industria hollywoodense una contrapartida italiana para competir al mismo nivel de producción. Y propaganda, claramente.

Esta industria audiovisual de guerra, autoritaria, retrataba intencionalmente historias genéricas, romantizadas, en estudios cerrados (Cinecittá para que no se vea lo que pasa afuera), con actores y actrices clásicos, de tradición, de oficio. Una suerte de copy paste del modelo de producción del imperio cinematográfico estadounidense para universalizar la banalización de las relaciones humanas (y políticas) a partir de este arte de propaganda que mezclaba drama, amores, desamores, tapados de piel y collares de perlas. Y conversaciones por teléfono. Comedias de teléfono blanco como se las conocía. Negocio y status quo. Ni sátiras ni ridiculizaciones estaban permitidas.

 

Un mundo de fantasías, color de rosas. Afuera había mucha gente con mucho hambre, que no podía ni pensarse en retratarla. No se podía mostrar la pobreza, la delincuencia, el cine era un arma intencional. Censura y molde. Vaciamiento.

Se suceden en ascenso en territorio una y otra cosa: la guerra, el cine, la industria y la rebelión.

Italia participa activamente de la Segunda Guerra Mundial entre 1940 y 1945, comandada en principio por el antes mencionado Mussolini hasta 1943, cuando los aliados (comandados por Estados Unidos) comienzan a invadir Italia en la Operación Husky desde Sicilia, lo que desencadena una serie de derrotas militares, bajas y deterioro masivo del apoyo popular, que a su vez provoca que, a partir de una orden del Rey de Italia Víctor Manuel III, y las fuerzas del Gran Consejo Fascista que votan que destituyan a Mussolini, posteriormente, lo arresten.

En ese año Roma es declarada ciudad abierta, lo que significa que no tendrá presencia militar ni será defendida en caso de invasión, con la intención de cuasi-rendirse y proteger a la población civil de los ataques, y al patrimonio cultural e histórico de las bombas. El arresto de Mussolini repercute abruptamente en el contexto bélico internacional, y genera un quiebre que desemboca en el comienzo del fin de la guerra. Unos meses después el ejército alemán lo rescata de la prisión en la que estaba, lo llevan primero a Alemania a reunirse con Hitler, y después lo devuelven a Italia con el objetivo de establecer y comandar la República de Saló, un estado títere del nazismo establecido al norte de la región, donde Mussolini opera como figura gobernante.

En estas circunstancias de deterioro total los partisanos italianos que combatían contra el régimen fascista capturan a Mussolini y a su mujer cuando intentaban huir disfrazados a Suiza, en abril del ‘45, y luego de un juicio sumario por un tribunal de partisanos, los fusilan y exhiben sus cuerpos en el Piazzale Loreto en Milán, junto a otros tres colaboradores del régimen fascista para que el pueblo salvaje, vengador y desesperado, los golpee, violente y humille hasta su desfiguración total y literal. Esas imágenes son un resultado muy condensado de los últimos veinte años en Italia. La violencia a la luz del día. La guerra.

En este contexto de bombardeos, ocupaciones, invasiones, desastre y pobreza, rodar películas en exteriores no era una opción posible, en parte por la significancia política que tenía mostrar el mundo tal cual era, y en otra parte porque, no solo era muy costoso sino también muy complejo, el peso de los equipos y la no-portabilidad de estos era un factor obstáculo. Las grandes industrias dominaban la producción de cine, el relato de las historias audiovisuales, la ideología. Con la aparición de cámaras portátiles (o menos pesadas), quienes pudieron acceder a una y de manera independiente, empezaron a experimentar con el registro de la realidad cruda, en las afueras de estos estudios, donde coexistía la posguerra.

Roma, città aperta (1945), de Roberto Rossellini, es una película contestataria a aquellos dos últimos años de destrucción total. Una vez que se declara a Roma como ciudad abierta, Rossellini se empecina en contar: sale a la calle y captura historias verdaderas. Construye la trama de la película con el relato verídico del partisano y sacerdote Giuseppe Morosini, quien ayudaba a construir la resistencia contra el nazismo y por eso fue asesinado. En el film actúa Anna Magnani, interpretando a Pina, una militante partisana que al comienzo organiza saqueos en panaderías y al final corre desesperadamente para impedir que detengan a su amado, mientras es alcanzada por una ráfaga de ametralladora en plena calle, delante de su hijo. Filman en exteriores, en la calle triste, con actores que no son actores sino personas que interpretaban roles para la película (a excepción únicamente de Anna y Aldo Fabrizi). Este primer experimento de retratar casi a modo documental el contexto social y político reciente, sienta las bases para el desarrollo de esta expresión ‘neorrealista’ que tendrá su fuerte entre el 45 y el 60, construyendo un límite ideológico a la imposición del relato romántico y distraído para lavar la crudeza de la guerra. Una respuesta desde el cine al fascismo.

 

¿Qué Roma y qué Mamma? 

1945, Roma città aperta  |  1953, Roman Holiday  |  1962, Mamma Roma

 

Tres películas que ponemos en relación para focalizar en los factores que se repiten o se citan: la primera, el parto primario del neorrealismo con Anna Magnani protagonista; la segunda, una provocación invasora donde Audrey Hepburn empieza su carrera; la tercera, el cierre del neorrealismo con la madre de Roma que es Anna Magnani, una vez más.

De la primera ya hablamos. La segunda, un increíble intento de contar la historia a la manera de quienes invadieron la ciudad para su consumo y su turismo: el director de Roman Holidays, William Wyler, un para nada inocente personaje que durante la Segunda Guerra se sumó al ejército de los Estados Unidos para filmar desde el aire los bombardeos a Alemania en el ‘43 y a Italia en el ‘44. Quiero decir, una absoluta falta de respeto a una ciudad y a una población miseria ¡por la guerra!, donde uno de los señores que mientras los ¡bombardeaba desde un avión literalmente! los filmaba, y ahora convocaba al público estadounidense a conocer Roma como una ciudad para visitar, para pasear y enamorarse. La invasión de hecho. Conquista cultural.

Esta película es un ataque a cielo abierto, una historia romántica rodada en exteriores donde la realidad está falseada, se esconde la pobreza y se ficciona la belleza, se hollywoodizan sitios históricos y se iconiza una cultura: gelato, motos y bailes nocturnos bajo el puente del Castel Sant’Angelo. Y princesitas, Familia Real. Icónica por ser la primera película en la que actúa Audrey Hepburn, con la que gana un Oscar a mejor actriz, y marcando.

 

Ante una Roma combativa en la primera y una Roma con visita monárquica en la segunda, la respuesta de Pier Paolo Pasolini no sé si directa o azarosamente, subconsciente, se hace esperar hasta el fin del movimiento neorrealista, como si hubiera llegado tarde pero también como si lo hubieran estado esperando, cuando en 1961 y 1962 donde presenta, cual fueran dos tesis de unas mismas circunstancias, sus dos primeras películas: Accattone y Mamma Roma, respectivamente.

Estrena Accattone dejándose llevar por una característica principal del cine neorrealista e instaurándola como columna vertebral en la mayor parte de su obra, la interpretación será casi siempre realizada por personas no actrices ni actores: vendedores, niños, mozos, mujeres reales, personas de la Italia cruda.

En este film contó el recorrido violento por la vida de un proxeneta interpretado por Franco Citti, que busca sobrevivir a cualquier costo, incluso si el costo es obligar a mujeres pobres a prostituirse. En una escena, que parece una casual o adrede respuesta a la antes mencionada de Roman Holiday, Franco Citti se arroja del puente del Castel Sant’Angelo al Tevere, por una apuesta de unos compañeros, mientras cantidades de niños lo observan y alientan desde las mismas escalinatas que en la película anterior está el pueblo curioso. Quizás era igual de espontánea su aparición, pero Pasolini eligió registrarlo, no disimular.

Retratando intencionalmente las miserias verdaderas de las calles de Roma, casi a modo documental, la forma de contar de Pasolini en cine se hace fuerte para siempre y con esa primera obra comienza su camino de 24 obras cinematográficas entre películas, cortometrajes, documentales y capítulos.



 

Como si fuera una secuela de Accattone piensa Mamma Roma: el mismo Franco Citti que ya no se llama Accattone sino Carmine, es un proxeneta que se casa y así libera a una mujer quien se prostituía bajo su regenteo, madre de su hijo: esa mujer, la icónica actriz Anna Magnani, o la íntegramente consagrada Mamma di Roma.

Anna era la única actriz de profesión que trabajó en el film, los demás eran actores y actrices naturales, guiados por Pasolini hacia una actuación espontánea. A Anna, Pasolini le propuso una naturalidad que quitaba el maquillaje y toda composición de entre medio, y se quedaba con la fuerza de la mujer, la icónica actriz Anna Magnani, o la íntegramente consagrada Mamma di Roma.

Anna era la única actriz de profesión que trabajó en el film, los demás eran actores y actrices naturales, guiados por Pasolini hacia una actuación espontánea. A Anna, Pasolini le propuso una naturalidad que quitaba el maquillaje y toda composición de entre medio, y se quedaba con la fuerza de la risa y de los ojos por debajo de cualquier intención de actuar algo. Es quizás el papel menos actuado de Magnani, el más potente. ¿El más ella?

Una actriz que se enfrenta a esta forma de producir cine, absolutamente opuesta a las convencionales de la industria y a las que venía acostumbrada a combatir, se entrega sin saberlo a la energía de su personaje en todo momento. Hasta en las imágenes de backstage Anna Magnani es Mamma Roma, y es que Pasolini no crea solo un momento de literatura audiovisual sino que pone las energías que se encuentra al servicio de su historia, sepan los otros mucho o no de qué se trata, y cómo quedaría todo al final del viaje.

Elige a Anna porque en su ser Anna ya estaba siendo Mamma Roma, y lo único que quedaba por hacer era registrar su existencia en estas circunstancias ficcionadas, junto a un niño-mozo que conoció siendo atendido en un restaurante que interpretaría a Éttore, el hijo de ella y de Carmine.


 

Maternità

La madre de Pasolini, de Éttore,

de Roma y del hijo de Anna.

 

Si Roma tuvo una madre Lupa, Éttore a Mamma Roma, Pasolini a la suya, y Anna fue la de su hijo, ¿cuántos puntos se alinean para contar algo en común? Hay similitudes en las historias, y transferencias, hay coincidencias y justicia. ¿Todo esto hizo falta para llegar a Mamma Roma? Una obra que condensa lo que escribimos hasta ahora, y lo que viene de acá en más. Cuatro formas de criar, de hacer nacer, de sobrevivir. Cuatro madres y cuatro instancias. Violencia y leche. Amor y sangre. Dolor y tetas.


 

Del hijo de Anna:

 

Hay una verdad que Anna Magnani no puede actuar ni dejar de ser: su libertad.

Esta mujer que nació y creció en una familia muy poco contenedora en lo que a crianza respecta: su madre era una mujer misterio, sastrera en Egipto, y su padre se fue desde siempre; criada por cinco tías y su abuela materna en Roma, la fuerza matriarca paralela la marcó y organizó.

Ella actuó. Mucho. De 1929 a 1950 mayoritariamente en teatro.

Cantó en cabarets, hizo obras, hasta vino a Buenos Aires a presentarse en el Teatro Odeón. No encontré registros del año ni diarios.

En el ‘41 hizo su primera participación en cine, en una obra de Vittorio de Sica. En el  ‘45, protagonizó Roma, città aperta, que además de ofrecerle un salto de reconocimiento internacional, la posicionó como una mujer pionera y referente en la lucha por la igualdad salarial entre actores y actrices, ya que exigió cobrar lo mismo que su par masculino, y al principio la rechazaron y buscaron otra actriz que no funcionó, así que volvieron a ella y aceptaron su reclamo pagándole lo que correspondía. 

Fue madre y su hijo necesitaba atención, lo diagnosticaron con poliomielitis de muy chico. En varias entrevistas y reportajes dicen que cuando ella trabajaba era por su hijo, y cuando no, era para pasar tiempo con su hijo. El hijo por su parte cuenta que la infancia la vivió en Suiza y se acercaba a Roma para pasar la navidad y el verano. Que recién a los dieciséis años volvió a vivir tiempo completo con su madre en Roma, pero aún así fue en departamentos separados en el mismo edificio, ella un piso más arriba que él. Él expresa una comprensión total entre la libertad que ella le enseñó con su andar, y el esfuerzo extrahumano que hizo para ser una madre absolutamente presente.

En 1951 hizo Bellissima, de Luchino Visconti, y cuando trabajó en La rosa tatuada (1955), que fue una producción estadounidense dirigida por Daniel Mann, fue nominada al Oscar como mejor actriz, y lo ganó, con la anécdota de que ni siquiera viajó a la ceremonia porque no creía medio en nada, y la despertaron al teléfono mientras dormía para darle la noticia, cosa que ella no creyó por varios minutos y contestó enojadísima porque no estaba para chistes durante la noche. Lo cuenta y se ríe. Ese fue el disparador internacional fuerte de su carrera en la industria, la italiana rebelde y despeinada, de boca gigante y risa gritona, que había interpretado a una partisana antifascista, ahora era una referencia de espontaneidad y belleza para la industria del cine.

“En comparación con ella, nuestras actrices son maniquíes de cera tratando de parecer un ser humano”, dijo la prensa norteamericana un día después de que ella llegara por primera vez al país. Tennessee Williams, quien escribió el personaje de Piel de serpiente (1960) específicamente para ella y quien se transformó en su hermanado amigo, decía:

 «Anna es diferente de todas ellas, es una criatura increíble, mitad femenina y mitad masculina, su alma es una con su matriz, maternal y posesiva por igual, con una terquedad casi viril».

En el ‘44 empieza una relación con Rossellini, el director de Roma ciudad abierta, hasta que se filtra una infidelidad en la que estaba involucrada Ingrid Bergman y generó un foco mediático absolutamente innecesario donde ambas fueron foco de chisme y hartazgo. Anna lo mandó a la mierda con rencor. Mientras siguió participando en infinitas producciones italianas y estadounidenses, explorando su ser actriz intensamente mientras se repartía entre trabajo y maternidad.

 

En este contexto y con su cargadísima y poderosa trayectoria, en 1961 recibe una propuesta para participar de la segunda película que dirigiría Pier Paolo Pasolini, hasta el momento un escritor de novelas y ensayos, quien estaba comenzando a incursionar en cine.

El papel que le ofreció fue Mamma Roma, y Anna estaba completamente lista para serlo.

 

De Pasolini:

 

La violencia convierte en cosa a quien está sujeto a ella

es una frase síntesis de Susan Sontag en Ante el dolor de los demás a partir del ensayo La Ilíada o el poema de la fuerza, escrito por Simone Weil (1940).

Además del efecto perfecto que genera, se aplica a algunas personas en esta historia si no a todas, por ejemplo, la madre de Pasolini.

Susana Colussi, maestra, campesina de Friuli, al norte en Venecia, madre de Pier Paolo Pasolini, esposa de Carlo Alberto Pasolini, hombre de Ravenna, militar, fascista, soldado en la primera guerra, coronel en la segunda, responsable de la seguridad de Mussolini, salvador del mismo en un intento de asesinato, violento, golpeador, alcohólico, desesperante.

Pasolini y su hermano Guido nacen de esta unión. Todas las tardes esperaban con terror la hora de la cena sabiendo que ocurriría una escena terrible. La pesadilla de la vida. Aquellas escenas que hicieron nacer en mí (Pier Paolo) el deseo de morir, dicho por él exactamente así en una entrevista.

Vivieron itinerantes entre varias ciudades hasta situarse en Bologna, lugar donde había nacido, para ir al Liceo, luego a la Universidad, y luego irse escapando de la guerra. El padre participaba de eventos militares así que a veces estaba y a veces no estaba, lo cual era una cosa peor que la otra.

Construyó hacia su padre y su padre hacia él, una relación de absoluto odio visceral. Como una dialéctica inevitable donde una cosa engendra a otra y se necesitan y se matan. La violencia intolerable del padre llevó a Guido a huir siendo partisano y combatiente activo en la resistencia, donde luego será asesinado, y a Pier Paolo a proteger a su madre ante el más mínimo ataque, y profundizar una rebelión interna y política hacia el fascismo, el autoritarismo, la represión, la coartada de libertad y lo imposible.

Con poesía y odio.

El vínculo con su madre crece dependiente. Como si toda la vida estuviera uno adentro del otro. Y otro para proteger al uno.

Pier Paolo atraviesa la construcción de su identidad y su ser político entre el Partido Comunista Italiano, la Universidad de Bologna, siendo homosexual perseguido y condenado incluso con causas judiciales por supuestos actos de ‘obscenidad’ con menores, y la relación con su madre.

En 1949 es denunciado por un episodio raro en la vía pública, supuestamente le pagó a unos chicos de dieciséis años para que se masturbaran delante de él, en verano. Es denunciado y después de esta escalada judicial, el Partido Comunista Italiano lo expulsa por ‘indignidad moral’ y Ferdinando Mautino escribe en el diario L’Unità que la homosexualidad es parte de una ‘degeneración burguesa’, a lo que Pier Paolo le responde en una carta personal la descripción del siguiente panorama, sin negar ni desmentir nada:

 

Ayer por la mañana mi madre estuvo a punto de perder los estribos, y mi padre está en unas condiciones indescriptibles: lo he oído llorar y gemir toda la noche. Me he quedado sin un sitio, esto es, sumido en la mendicidad. Todo esto porque soy comunista.

 

No me sorprende la diabólica perfidia democristiana; me sorprende, en cambio, vuestra inhumanidad; entiendes bien que hablar de desviación ideológica es una estupidez. Pese a vosotros, soy y seré comunista, en el sentido más auténtico de la palabra. […] En mi vida futura no seré profesor universitario, eso sin duda: en mí ya está la marca de Rimbaud, de Campana o también de Wilde, lo quiera o no lo quiera, lo acepten los demás o no. […] Otro en mi lugar se quitaría la vida. Desgraciadamente yo no puedo hacerlo, debo vivir para mi madre.

 

«Tú no sabes a qué se ha visto reducida mi madre. No puedo soportar verla sufrir de este modo deshumano e indecible. He decidido llevármela mañana mismo a Roma, sin que lo sepa mi padre, y dejarla al cuidado de mi tío»

 

Le escribe en una carta a una amiga. Reducida a una cosa, sujeta a la violencia.

 

En 1950 se escapó efectivamente con su madre a Roma, huyendo del padre, y de su persecución reciente por sus ‘actos sexuales’, que lo habían hecho perder también, su empleo como profesor de literatura en un instituto, donde se habría enamorado de un alumno, y una alumna de nombre Pina, también de él.


 

“La condena jurídica y política que el poeta se llevaba consigo a Roma, como le sucedió a Dante en 1300, coincidía con el Jubileo convocado por Pío XII para 1950, y es, de hecho, probable que el mismo título de La ciudad de Dios nazca a partir de esta circunstancia. La Roma de Pasolini, por tanto, está marcada desde el principio, en términos históricos y

autobiográficos, por la dialéctica entre la culpa por su homosexualidad y la búsqueda de su expiación ante la hipocresía moral burguesa, a la vez católica y comunista”

 

Escribe el profesor Lorenzo Bartoli en la nota Pasolini, poética de la culpa.

 

Hay un poco de anticomunismo en sus persecuciones judiciales, estado italiano.

Está claro que, al no tener al momento de escribir esta nota documentación sobre las demandas, que pruebe o desmienta las acusaciones que sobre todo hacen énfasis en delitos de índole sexual o similares, no puedo elaborar una opinión científica completa, pero me animo a ver la historia integral y sugerir que a una persona que es perseguida  sistemáticamente por las autoridades fascistas del país, coartando su libertad tanto secuestrando películas o prohibiéndolas, insistiendo en una persecución ideológica y política al punto de asesinarlo en una playa una noche atropellándolo con un auto, por más obscenidad callejera que presencie o ejecute, es una persecución política contra las libertades de las personas que luchan por la verdad y la libertad.

 

Dice Wu Ming 1 en el artículo La policía contra Pasolini, Pasolini contra la policía:

 

¿Por qué tamaña persecución? ¿Porque era homosexual? Entre los artistas y los escritores ciertamente no era el único.

¿Porque era homosexual y comunista? Sí, pero esto tampoco es suficiente. ¿Porque era homosexual, comunista y se expresaba sin reserva alguna contra la burguesía, el gobierno, la Democracia Cristiana, los fascistas, la magistratura y la policía? Sí, esto sí es suficiente. Habría bastado en cualquier parte, así que no digamos en Italia, y en aquella Italia.

 

Sigamos.

 

Situados en Roma a salvo del fascismo-padre, Pasolini empieza de cero y su madre también. En este contexto él publica lo que escribe, primero poesía, ensayos, novelas. Trabaja en colaboraciones de guiones de cine del momento, profundiza su literatura y piensa cómo hacer para seguir haciendo.

 

Su madre actúa con él, en El evangelio según Mateo (1964) hace de la madre de Cristo, María, pero llamándose como sí misma: Susanna. En Teorema (1968) también, con un personaje similar.

 

Madre e figlio sono un’unica entità, legati da un amore indissolubile. Así los describen en un texto publicado en el Museo di Bologna.

 

Difícilmente uno hubiera podido vivir sin el otro, casi como si fueran la misma cosa, convirtiéndose en sujeto solo cuando están juntos, frente a la violencia que paraliza del otro lado. Vivieron siempre en la misma casa. Se mimetizaron. Envejecieron iguales, espejo y dependencia.

 

Pier Paolo le escribe en un poema un pacto:

 

«Súplica a mi madre»

 

Es difícil hablar con palabras de hijo

Cuando en el corazón bien poco lo parezco.

Tu eres la única en el mundo que sabe de mi corazón

Lo que siempre ha sido, antes de cualquier amor.

Por eso lo que debo decirte es horrible

Es dentro de tu gracia que nacen mis angustias,

Eres insustituible, y eso ha condenado

A soledad la vida que me has dado.

Y no quiero estar solo, tengo hambre infinita de amor.

De amor de cuerpos sin alma.

Porque el alma está en ti

Pero tu eres mi madre y tu amor es mi esclavitud.

Toda mi infancia he sido esclavo de este alto

Compromiso; inmenso; irremediable.

No habría otra forma de sentir la vida

Ni otra perspectiva; pero ya se acabó.

Sobrevivimos con el desasosiego de la vida

Que se rehace por fuera de la razón.

Te suplico, ah, te suplico no quieras morir.

Estoy aquí: solo contigo, en un futuro abril…

 

Pier Paolo Pasolini

 

De Éttore:

 

Tomo información de la nota de Wu Ming 1, el fragmento que nos aporta sobre el disparador para la historia de Éttore, el hijo de Mamma Roma.

Marcello Elisei tiene 19 años y es condenado a cuatro años y siete meses por haber robado ruedas de auto, en 1959. En la cárcel se desespera, traga clavos, se golpea la cabeza contra la pared repetidamente. Los médicos lo acusan de “fingir”. Los guardias lo arrastran y lo atan a un catre en una celda en la cárcel Regina Coeli. Grita, suplica, no come, no toma agua, está atado de muñecas y tobillos, tiene bronconeumonía, está en shock, grita y muere. “Ese bastardo ha muerto” dice un agente de guardia el 29 de noviembre de 1959. Nadie paga por esta muerte.

Pasolini sigue la noticia y sabe que en algún momento hará algo con esta horrible muerte. Dice que si tuviera que escribir un reportaje, sería absolutamente despiadado con los responsables: desde los carceleros hasta el director de la cárcel, y no dejaría de denunciar las responsabilidades de los gobernantes. Tiene razón.  

Esta agonía y muerte en soledad se representan en el final de Mamma Roma en piel de Éttore.

El espiral narrativo que desarrolla Pasolini en esta película es un descenso al infierno de divina comedia. El devenir histórico del intento de progreso, de superación, de focalización en el desarrollo individual se expande para abajo, profundo y oscuro: no es una película de fantasías, es una película de verdad. Los temas que abarca esta expresión alternativa y ‘post-neorrealista’ hacen de esta obra una obra viva. La madre de Roma nos mira y nos cría, como puede, defendiendo entre lo difícil el amor.

Una boda como última cena: Carmine se casa: proxeneta de Mamma Roma y padre de Éttore, el hijo de ambos. Mamma Roma, librada de él porcentaje, se va a trabajar sola a Roma varios años.

Éttore se cría con quien puede en ese pueblo, con quien queda, con ese padre Accattone. Mamma Roma vuelve a buscarlo de adolescente para mudarse a un barrio mejor, para salvarlo hasta del lenguaje.

(Un poco eso hizo Anna Magnani con su propio hijo, y un poco eso hizo Pasolini con su propia madre).

Ella deja la prostitución y se pone un puesto de verduras en el mercado de la ciudad: va a criar a su hijo. Éttore no sabe nada de su madre y poco sabe de su padre. En el reencuentro primario ella lo hace pasar a su habitación donde hay un corpiño sobre la cama y un camisón transparente colgando de la pared, pone un disco de vinilo y suena Joselito. Bailan Violino Tzigano, ‘questo tango è d’amor’. Ella canta, le enseña a bailar tango, le dice a Éttore que soñó con su padre, que él cantaba esta canción, Éttore lo adivina, se tropiezan y se caen, se ríen y se aman. Hay un erotismo posesivo e intimidantemente incómodo, una transferencia de sensaciones. Suena el timbre y es Carmine.

 

Éttore deambula entre las ruinas de una Roma antigua y lo en construcción de una Roma en ‘progreso’. Es hijo de madre por primera vez, es hombre por primera vez. Se adjunta a pandillas de hombrecitos chetos que timbean y cogen con Bruna, una chica del mercado que a veces pasea con un bebé entre las ruinas y las construcciones, a la que se llevan a la fuerza y ella, de alguna manera y por plata, a veces, acepta.

 

Un poco como su madre, un poco como las mujeres en esa posguerra.

(En esta: only fans?)

 

Éttore se enamora de su belleza sutil y áspera, como su madre, como esa supervivencia de posguerra de quienes no se fueron a otras tierras a empezar nada de nuevo sino que se quedaron en los escombros sobreviviendo. Bruna en Accattone es Maddalena. La doble tesis sigue dialogando entre sí.

 

Tener dieciséis, diecisiete, dieciocho años y perderse entre la confusión y las ganas, deambular entre las ruinas, las mujeres, y el abismo de la desesperación del hambre:

 

“compro cualquier cosa, hasta piedras compro, traeme lo que sea que te lo compro, y al mejor precio, soy el mejor comprador y vos quien mejor me abastezca”.

 

Le dice un vendedor en una feria. Él quiere conseguir una cadena de oro de la Virgen María a Bruna, su Maddalena.

 

¿Qué le vende al vendedor? El disco de vinilo con la canción del erotismo entre su madre, su padre, y él ahora. Quiere vivir su propio amor.

 

“Ni se te ocurra tener otra mujer más que tu madre a esta edad”.

 

La historia es un espiral descendente hasta la muerte, en el medio robos, peleas, violaciones, realidad y pobreza. Gritos y llantos. Unión sagrada.

 

Éttore es detenido por robar un reloj a un enfermo, robar tiempo. La canción lo persigue hasta en los últimos momentos donde en el hospital de la cárcel un paciente silba tétricamente Violino Tzigano. En esa misma escena, otros pacientes hablan de qué capítulo del Infierno de Dante toca hoy, leyendo un libro en ronda. Éttore es torturado como Marcello Elisei atado a un catre, con fiebre y en shock. Agoniza. Mamma Roma come pan duro mojado con leche. En una seguidilla de acontecimientos de conexión maternal y mística se conectan uno y otro en los últimos minutos de vida de él. Ella lo sabe sin saberlo, corre a tirarse de la ventana del cuarto cuando la frenan sus compañeros del mercado y la cúpula de la iglesia de San Giovanni Bosco que se destaca entre la urbanidad.

 

Mamma Roma come pan duro mojado en leche porque las historias verdaderas no son historias de gelato, amor romántico y color de rosas. En esa mirada última de Anna se termina todo. Deja su verdad madre anclada en ese final, en esa desesperación calma. Injusta y seca.




 

De Roma:

 

La mitología sintetizada de la ‘creación’ de Roma dice así: Rea Silvia, una de las vestales de Alba Longa quedó embarazada del Dios Marte.  La pena por ese embarazo sería la muerte, sus hijos serían descendientes de la realeza Alba Longa y candidatos al trono. El Rey Amulio no lo aceptaría. Rea Silvia ocultó su embarazo, y una vez nacidos Rómulo y Remo, los dejó en una canasta que navegó por el Tévere hasta vararse en una orilla cercana a la colina palatina de la todavía no existente Roma. Allí supuestamente los encontró una loba, la Loba Capitolina, que llevó a los gemelos a su cueva y los crió como sus hijos, amamantándolos de sus pechos, escena icónica que da nacimiento a la escultura de la Luperca.

La palabra italiana Lupa / Loba, procede del latín Lupa, que era tanto mujer prostituta como loba. Lupanares, eran prostíbulos. Luperca, la figura de la loba/prostituta que amamantó a Rómulo y Remo y los crío. ¿Habrá sido en verdad una mujer prostituta y no una loba quien amamantó y crió a Rómulo y Remo? En esta versión de la historia, Fáustulo fue un pastor que encontró la cesta a la orilla del río, y su esposa Acca Larentia quien los amamantó. O quizás no hubo Fáustulo y fue solo Larentia.

Las incertidumbres e inconsistencias de un hecho tan narrado, representado y reformulado, son miles. Pero hay una energía lupa y madre en este río, que retoman todos los puntos de nuestra historia inevitablemente. Y una energía hijo.

Si la madre de Roma es la guerra o la loba, la lupa, la prostituta, la misma cosa. La Mamma Magnani, la actriz, si la madre de Roma es la vida o la violencia. Si la madre de Roma es la leche sagrada que Rómulo y Remo pudieron tomar, es una u otra cosa. Si la madre de Roma es la madre de Cristo es la Madre María y la virgen, sagrada.

Si la madre de Roma es sagrada es la madre que mira a los ojos morir, a una ciudad que se deja, se protege y resiste, que a través de los imperios se adapta y renace, que siempre tiene abajo de la tierra más para dar, que nacen estatuas de sus entrañas y queda helado estampado en los adoquines. Con monedas en fuentes o monopatines, la madre de Roma es la virgen que cría, que besa y que se desmaya a los pies de su hijo agonizante por ser el distinto, revolucionario y peligroso al que hay que matar. Si la madre de Roma es la madre de Cristo, de Pasolini, asesinado por no encastrar, por estar en el margen entre lo que se prohíbe y lo que se condena, la violencia y la sangre de un parto se enredan en simbiosis compleja y dependiente de ser, existir, coexistir y progresar.

Que Dios nos cría y las madres nos aman, de tantas formas como madres hay, en este racconto una observación sobre algunas, ciudades, complejidades, obsesiones y madres, poesías, películas y bombas.

La madre de Roma es la sangre de un útero que da a luz, a la sombra de una historia de muerte.

 

Esta nota fue escrita por Ailo entre 2023 y 2024.

Después de eso, mucha otra información fue encontrada, y algunos datos respecto al origen de Roma difieren de la nota Luperca (donde está la información actualizada). De todos modos, el origen es un mito, una ficción para entender las realidades. La bibliografía completa está en ficcialidad.xyz Se reciben comentarios, profundas reflexiones o aportes derivados a ficcialidad@gmail.com

Italia bajo el régimen del fascista Benito Mussolini orienta su producción cinematográfica a la industria en alza que aportaba Estados Unidos desde Hollywood: películas románticas, dramáticas, centradas en la vida privada y burguesa, rodadas en estudios y distribuidas masivamente. Para oficializar la generación de ese tipo de propaganda construyen en 1937 Cinecittà (en italiano literalmente ciudad de cine), un predio de 600.000m2 de estudios estatales para la producción de películas. Predominaban en ese entonces las películas de “teléfono blanco”, llamadas así por la cantidad de escenas en que se comunicaban por teléfono ya sean secretarias, conversaciones entre maridos y mujeres, u hombres de negocios. Claro está que era un cine de distracción e idealización de la realidad, donde casi nadie tenía acceso a un teléfono, ni a los conflictos banales que se planteaban en las historias. En 1943 y en el marco de la segunda guerra mundial Alemania invade Roma y toma los estudios de Cinecittà como centro clandestino de tortura. Después de meses de conflicto los nazis se retiran del lugar robando archivo fílmico, equipamiento técnico y material histórico causando abismales pérdidas de registro. Para Julio de 1944 se crea una comisión cinematográfica de registro de directores que han participado junto al régimen fascista y se los separa de otros directores convocados para tomar el mando del cine local. En este contexto y con un intento de reconstrucción estatal en curso, muchos directores trabajan para o en Cinecittà en producciones que podríamos calificar como ‘progresistas’. Sin embargo, fuera de los estudios se estaba desarrollando un movimiento fundacional de un género cinematográfico, y es así como en la calle y casi documentando la posguerra, nace lo que hoy conocemos como Neorrealismo Italiano.

 

El Neorrealismo Italiano es un movimiento de cine en su mayoría independiente que surgió cerca del año 1945 y se desarrolló hasta 1960 aproximadamente. En procesos artísticos históricos los puntos de inicio y finalización no son exactos porque los movimientos son fluctuantes, y no hay una película de inicio y una de fin, sino que se trafican las técnicas y métodos de manera orgánica empañando así una etapa, y por qué no todo el cine posterior también. Las películas del neorrealismo se caracterizan por registrar la realidad del afuera y no la ficción dentro de un estudio. Esto era posible gracias a la evolución tecnológica de las cámaras de cine que disminuyendo su peso y tamaño se hicieron posibles de transportar, lo que permitió poner el ojo en el medio de la calle, de las ruinas, de la posguerra.

 

Los escenarios utilizados eran las mismas calles de pueblos o ciudades de Italia, los actores y actrices que interpretaban las escenas eran casi siempre ciudadanos comunes que se ponían al servicio del director. En general las historias abarcaban conflictos mucho más cercanos a la población total, los efectos de la guerra en los habitantes de Italia, o las dramáticas y crueles historias personales de supervivencia o en el peor de los casos, de muerte.

 

Como convención se considera Roma città aperta (1945) de Roberto Rossellini como la primera película del género, pero hubo anteriores y posteriores que son muy interesantes de explorar y aquí les compartimos una lista de ellas.

Wislawa Szymborska (1923-2012)

—poeta polaca—

 

VIETNAM

Mujer, ¿cómo te llamas? —No sé.

¿Cuándo naciste, de dónde eres? —No sé.

¿Por qué cavaste esta madriguera? —No sé.

¿Desde cuándo te escondes? —No sé.

¿Por qué mordiste el dedo anular? —No sé.

¿Sabes que no te haremos daño? —No sé.

¿De qué lado estás? —No sé.

Estamos en guerra, hay que elegir. —No sé.

¿Existe todavía tu aldea? —No sé.

¿Éstos son tus hijos? —Sí.

 

Alejandra Pizarnik (1936-1972)

—poeta argentina—

 

23

una mirada desde la alcantarilla

puede ser una visión del mundo

 

la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


 

Anne Sexton (1928-1974)

—poeta estadounidense—

 

AMA DE CASA

Algunas mujeres contraen matrimonio con casas.

Es otro tipo de piel; tiene corazón,

boca, hígado y movimientos intestinales.

Los muros son permanentes y rosados.

Vean cómo se sienta sobre sus rodillas el día entero,

limpiándose abnegadamente.

Los hombres entran a la fuerza, succionador como Jonás

dentro de sus madres carnosas.

Una mujer es su madre.

Eso es lo más importante.

 

Jorge Chiesa (1969)

—poeta argentino—

 

9

 

Me pregunto si un grafólogo

podría revelarme algo importante,

eso que todo hijo debería saber

acerca de su madre.

Un rasgo inevitable de su carácter

o una faceta desconocida,

incluso para ella misma,

 

oculta en su propia letra.

La explicación del porqué

de nuestra relación enterrada,

y de todo aquello que saldría a la superficie

por obra y gracia de una ciencia

aplicada a hurgar en la escritura.


 

Susana Cerdá (1928-2010)

—poeta argentina—

 

PREPARATIVOS PARA UNA FESTIVIDAD

Estoy preparándome dignamente

para celebrar el primero de mayo,

dignamente

Ya compré cigarrillos

bombones,

perfume y

hasta un libro en serio

Acabo de desconectar el manoseado teléfono

y rompí todas las boletas de tintorería y afines

Engullí, mientras perfeccionaba los detalles

doscientos gramos de lujuriosos caramelos

He de cablegrafiarle a mi madre

una frase, una sola frase ¡salud, jubilada!

he de resistirme al baño matinal

a los espejos y a los despertadores

Calzaré chinelas y le diré a mi amor

que ese día no, porque no, porque nunca se sabe

y saldré en enaguas al balcón

para excitar al vecino de enfrente.

La iconografía de la Loba Capitolina tiene su raíz en el mito fundacional de Roma. Este símbolo, cargado de una fuerte dimensión política y propagandística, ha jugado un papel fundamental en la configuración de la identidad de la ciudad de Roma. A lo largo de la historia, la imagen de la loba ha sido plasmada en diversas representaciones artísticas.

 

Sin embargo, ¿alguna vez nos hemos preguntado por la influencia de esta imagen en el ámbito nacional?

 

Este texto ofrece un recorrido por algunas de sus representaciones internacionales y nacionales, con el fin de explorar sus implicancias en el contexto argentino.


 

En el Imperio Romano, los mitos cumplían un rol fundamental al conformar el marco teórico del pueblo, sirviendo para difundir tradiciones y valores, además de justificar las aspiraciones militares del Estado. Historiadores de la época difundieron el mito de la loba, que comparte elementos con otras culturas europeas, pero especialmente con la tradición etrusca-itálica, para quienes el lobo representaba un animal sagrado, un nexo entre la vida y la muerte. La circulación de monedas (didracmas), y la presencia de esta imagen en las artes mayores y menores, contribuyeron a que Roma fuera reconocida en todo el Mediterráneo con la figura de la loba amamantando a Rómulo y Remo. Con la llegada del emperador Constantino, la construcción simbólica en torno a la loba capitolina comenzó a perder protagonismo, ya que el cristianismo se estableció como la religión oficial, reemplazando las imágenes paganas por otras cristianas, como la cruz y el crismón. No obstante, durante el Renacimiento, la figura de la loba experimentó un renacer como símbolo urbano, especialmente tras la donación del Papa Sixto IV, en 1471, de una valiosa colección de esculturas clásicas de bronce, entre ellas la escultura etrusca de la loba, considerado el origen de los Museos Capitolinos.

Durante el proceso de unificación italiana en el siglo XIX, conocido como el Risorgimento, se consolidó una identidad nacional que trascendió las fronteras del nuevo Estado. En este contexto, símbolos como la Loba Capitolina —ícono del origen de Roma— fueron adoptados como emblemas de la italianidad y difundidos en distintas partes del mundo, particularmente en América Latina.

 

En Buenos Aires, la proyección simbólica de la loba se observa en varios puntos del paisaje urbano. Uno de los casos más destacados ocurrió durante las celebraciones por el Centenario de la Revolución de Mayo, en 1910. En esa ocasión, el rey de Italia Vittorio Emanuele III donó una réplica de la Loba Capitolina original, conservada en los Museos Capitolinos. Inicialmente emplazada en la intersección de Florida y Diagonal Norte, la escultura fue luego trasladada al Jardín Botánico de Palermo. Desde allí se hicieron dos copias: una permaneció en el jardín y la otra fue trasladada al Parque Lezama, mientras que el calco original se conservó en el hall del Palacio de la Legislatura porteña.

Otro ejemplo relevante se encuentra en el Palacio Italia América, sobre la Diagonal Norte, obra del arquitecto italiano Francisco Gianotti, inaugurado en 1927. En este proyecto, Gianotti incorporó una réplica de la Loba Capitolina, como una forma de visibilizar la herencia cultural italiana en el espacio público de Buenos Aires. Este gesto no solo reflejaba el deseo de destacar los orígenes de la empresa, sino también de alinearse con el proceso de modernización de la ciudad, donde los monumentos y edificios de estilo europeo simbolizaban tanto el progreso como la conexión con el mundo occidental.

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