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Laica o ¿Libre?

Texto escrito en 2012 a modo de monografía, a los 18 años de la autora para un curso de ingreso a una Universidad Nacional. Sin modificaciones posteriores.


En el marco de la Revolución Libertadora (¿Revolución?) que derrocó a Perón allá por el ’55, un ministro de nombre Atilio Dell’Oro Maini impulsó nada más y nada menos que una Ley de Educación que, en uno de sus artículos, proponía la autorización a las universidades privadas a expedir títulos válidos.


Hasta ahora parece no haber ningún tipo de inconveniente con esta situación, una Ley de una dictadura militar que se pretende cancelar cuando en 1958 gana, por votación democrática, el presidente Arturo Frondizi. El problema aparece en Agosto de ese mismo año, cuando el electo gobernante del pueblo, retoma el proyecto de Dell’Oro Maini y propone concretarlo.


Hubo una serie de enfrentamientos ideológicos, políticos, sectoriales y económicos enorme: el país estaba dividido por una cuestión educacional. Dos claras posiciones podían distinguirse: los “Laicos” partidarios de defender la antigua Ley 1420 (educación obligatoria, gratuita y laica) y los “Libres” a favor de la nueva ley educacional.


En este espacio, vamos a poner en juego la palabra “libre” para aquel sector que optaba por una educación universitaria privatizada. Para ello, necesitamos entender los orígenes del conflicto.


Nos remontamos a 1613 cuando los Jesuitas, crean la primera universidad en nuestro territorio, donde hoy es la provincia de Córdoba. Imponiéndonos su cultura, dejan deslizar también su ideología política. Tal es así que, mientras iban pasando los años, la Iglesia católica en Argentina fue tomando su poder y lugar, siendo la institución no estatal más importante, destinada a enseñar.


En el año 1884, durante la presidencia de Julio A. Roca, se deroga una Ley n° 1420 impulsada por Domingo F. Sarmiento, donde se prioriza la enseñanza obligatoria, gratuita y laica. Sin embargo, el Presidente de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Pablo Pineau, dice que en realidad en el artículo 8 de la Ley antes nombrada, se habla que “la escuela argentina es no confesional” por lo tanto en la Argentina el término laicismo, según él “es un poco místico”. 


En 1918 se protesta en la Universidad de Córdoba (aquella creada por los Jesuitas) por un cambio de estatutos, de docentes, de planes de estudio, autonomía universitaria y muchos otros principios más. Este fenómeno se reconoce como “reforma universitaria”. Fue así que los estudiantes comienzan a plantear sus inconvenientes y piden una intervención al estado para mediar en los conflictos.


En el golpe militar de 1930, se rompe con este equilibrio que se había logrado luego de la reforma universitaria del ’18, y al llegar Perón al poder, en 1943 se instala una nueva medida: la derogación del artículo 8vo de aquella Ley 1420, imponiendo nuevamente la educación religiosa obligatoria durante todo su mandato. Acá podemos ver claramente que, como dice el señor Pablo Pineau “en Argentina sí se habló de religión pero no puntualmente de laicismo”.


Según Pablo Buchbinder, historiador, la Iglesia se alía al gobierno peronista, aunque también un conflicto entre ambas partes, pretendiendo el estado controlar la enseñanza eclesiástica, precipita la caída del segundo mandato.  

 

El Diario La Prensa en una publicación anterior (rondando 1882, cuando se convoca al primer Consejo Pedagógico, para sentar bases de una futura Ley de Educación) dice: “La religión es el necesario fundamento de la educación moral. La sociedad argentina es una sociedad católica, la llamada “laicidad” de la enseñanza turbaría profundamente la concordancia social (…) la escuela argentina debe dar una enseñanza esencialmente religiosa” en respuesta a los congresistas Raúl Legout y Nicanor Larrain quienes propusieron “La Ley de Educación debe tener, junto a la obligatoriedad y gratuidad el principio de laicidad, ya que las creencias religiosas son de dominio privado” .

 

Cuando la Revolución Libertadora, como fue antes mencionado, asume el poder de la Nación, se prohíbe cualquier término relacionado con Perón y su mandato, por lo tanto, el artículo antes derogado queda sin efecto. Pero es en este mismo momento que surge aquella particular ley, con aquel particular artículo que se puede tomar como un particular punto de partida del gran problema de 1958.

 

Fue en agosto de 1958 cuando el señor Arturo Frondizi propone un debate en el Congreso Nacional para validar aquella Ley, donde en su más famoso artículo afirmaba:


La iniciativa privada puede crear universidades libres que estarán capacitadas para expedir diplomas y títulos habilitantes siempre que se sometan a las condiciones expuestas por una reglamentación que se dictará oportunamente”


Estudiantes universitarios de esa época, entrevistados por un periodista para el canal Encuentro, dicen, principalmente que este artículo era inaplicable, porque no existían esos reglamentos de los cuales habla. Sintieron este hecho del Presidente como una traición, porque la mayoría de ellos lo veían como una alternativa para solucionar los problemas arrastrados por la dictadura anterior, aunque reconocen que “Frondizi escribía una posición sobre algo y después en el gobierno hacía todo lo contrario”, también así lo siente el personaje principal del libro De pie junto al Río de Héctor Gremico quien piensa: “Yo, que todavía simpatizaba con el nuevo presidente y con la plataforma que había anunciado antes de las elecciones, no entendía qué podía estar pasando en el gobierno, en ese gobierno elegido por millones como una esperanza, como una salida, como el comienzo de una solución”


Entonces, podemos pensar, que la primera reacción de los universitarios para con Frondizi, fue realmente una sensación de fraude, y que iban a luchar por lo que les parecía correcto.


Pero, también están aquellos quienes defendían el nuevo proyecto; José Miguens, Abogado y Dr. En Jurisprudencia fundamenta “esto no iba solo, eran dos decretos, el otro era la plena autonomía de las universidades nacionales, que ellos no eran, dependían demasiado del Estado. Y junto con eso fue el otro decreto de las universidades libres”.


Ahora podemos pensar, que, según su punto de vista ¿por qué si se planteaba la autonomía para universidades estatales, ya funcionando, no podía incorporarse al sistema educacional universidades privadas?.


Fueron los primeros días de septiembre, testigos de la primera manifestación estudiantil a favor de la enseñanza laica, donde amanecían carteles tales como “enseñanza estatal, contra la venta de diplomas” o para educar al soberano, escuela estatal; para formar esclavos escuelas de Rockefeller (refiriéndose al empresario estadounidense inversionista). Entonces;  ¿eran realmente los jóvenes quienes tenían como a aquel catalogado enemigo a la Iglesia? ¿O si había que encontrar un primer contrincante serían las empresas que formarían universidades? Pablo Pineau, afirma que se pensaba a la religión como asociado a la colonia, al atraso y algo que había que dejar atrás. Sin embargo, al predominar por aquellas épocas los gobiernos de facto, las disputas eran muy diferentes y no se encontraba un equilibrio entre las ideologías, tal es así, que era más sencillo derrocar presidentes que defender posiciones. Entonces, lo que proponía un estado democrático lo prohibía uno militar. Pero, acá no pasó lo mismo. Sorpresivamente un estado elegido por el pueblo, estaba dando la espalda sin escuchar.


De esta forma, el sector partidario de la educación “libre” propone una manifestación, luego de la primera concurrida por los “laicos”.

Fue el 15 de Septiembre, culminó con la llegada a la casa de gobierno, y desde el balcón, con aire triunfante, saludaba Arturo Frondizi.

Los estudiantes no podían creerlo: “¿Cómo podía haber quienes defendieran la posibilidad de universidades financiadas por empresas multinacionales?” “Vas a ver que no va a ir nadie”, plantean los personajes del libro de Gremico.

Asistieron más de 15.000 personas. Más de 15.000 ideologías opuestas a las suyas, más de 15.000 que apoyaban, indudablemente, las medidas tomadas por el Presidente. ¿Quiénes fueron? Religiosos, sacerdotes, monjas, curas. Pertenecientes al movimiento “humanismo” (una tendencia universitaria cristiana), aquellos quienes asistían a las misas del domingo, y fieles. Vale destacar también la presencia de alumnos de colegios privados. Se identificaban con un prendedor verde, en forma de cruz con una “V” debajo, que significaba “Cristo Vence”. Éstos eran utilizados por el catolicismo opuesto al peronismo.

Aquellos defendían su posición diciendo que “Se pretendía extender los beneficios de la libertad de enseñanza, incluida la universidad. Existía en el país, había jardines, escuelas primarias y secundarias privadas, el único sector en que no funcionaba era el universitario” (Palabras de Carlos Galli, Abogado)

Aunque, al menos los “libres” entrevistados en esta ocasión coinciden en que “se planteó sin ninguna necesidad un problema entre católicos y anticatólicos” .


19 de Septiembre: segunda masiva movilización desde el Congreso Nacional hacia la Casa Rosada; por los partidarios de aquella Ley 1420.

Fue entonces, por sentido común o por puro instinto, que decidieron pedir ayuda a los sindicatos y gremios. Cada uno a los de su zona, así serían apoyados por obreros, quienes creen en la voz del pueblo.

Más de 100.000 personas asistieron aquel día. ¿Quiénes fueron? Todos aquellos universitarios que estaban a favor de la reforma del ’18, tal es así, que se caracterizaban por llevar algún distintivo de color violeta (el mismo que fue utilizado 40 años antes), colegios estatales secundarios, trabajadores y gran cantidad de docentes. En aquel acto, se advertía el carácter nefasto del país en que se convertiría si se aprobara aquel decreto, casi como si fuera una distopía, algo impensado, algo completamente terrible. Que nunca jamás podría llegar a ocurrir. En la novela, un vocero en el acto plantea: Se denunció al 'hipócrita juego de propaganda' de usar la palabra ‘libre’ para el ‘nuevo producto’, que haría retroceder la educación 'a los niveles primitivos de la época de la colonia', cortando la instrucción libre y gratuita de las masas para poder someterlas después con mayor facilidad y conquistarlas por completo antes de que transcurra una generación (…) las estructuras económicas políticas y sociales del país irían debilitándose en forma directamente proporcional al crecimiento de los intereses extranjeros”

El periódico La Nación publicó al día siguiente; “Ha de ser difícil, sin duda que en la historia ciudadana se repitan las circunstancias que han permitido a al plaza del congreso ver en una misma semana, dos asambleas públicas de la magnitud de las que en ella se realizaron ayer y el lunes último” (20-09-1958)


Podemos pensar, que la palabra libre viene de la palabra libertad, y al estar unida directamente la universidad con lo privado, lo monetario, y tiene una ganancia, no puede llamarse libre. Por otro lado, ¿son libres las universidades nacionales que dependen del estado?

La Real Academia Española define libertad como: “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos” aunque tiene un apartado que menciona; libertad de conciencia:Facultad de profesar cualquier religión sin ser inquietado por la autoridad pública”. Podemos pensar que se los llamó “libres” en este último sentido, para poder profesar el catolicismo sin estar relacionado con el estado ni juzgado por éste. Por otro lado, es una elección constante la libertad, y ¿qué otra elección que pagar para estudiar tenía el proyecto de universidades privadas? Aunque, se puede ver como libertad en relación a la variedad de universidades que puede haber en un país, libertad de elección de quien estudiaría en una u otra. La revolución libertadora juega mucho en el nombre de este sector; fue allí donde se propuso la ley, donde los “libres” estaban de acuerdo.


Un personaje del libro, un profesor, advierte que “Lo importante es la libertad. Pretender regir la vida en nombre de una ideología, no importa cuál, es negar la capacidad de pensar que tiene la gente.” Mientras otro dice Muchachos… ¿Cómo es posible que se insista en vitorear a Sarmiento? Ese viejo era un vendepatria, un perseguidor de gauchos, búsquense un ejemplo más decente”

Esto nos demuestra, que la educación laica era aclamada por muchos sectores y era una delgada línea la que separaba las ideologías de cada uno. Tal es así, que socialistas, comunistas, anarquistas, peronistas y muchísimos partidos más estaban unidos en esto.

Entonces, ¿era sólo cuestión  de diálogo?. Pero, ¿cómo pretender diálogo con un gobierno que no abría sus puertas? ¿Cómo puede ser que un gobierno promovido por Perón, esté desafiando aquellos principios de escuchar al pueblo? Es que el pueblo también era la Iglesia. Y todos ellos quienes preferían una universidad paga.

Hay un personaje muy interesante en este movimiento, a favor de la enseñanza laica, y es el rector de la Universidad de Buenos Aires: Risieri Frondizi. Sí, el hermano del Presidente de la Nación en ese entonces. Afirmaba que Arturo había actuado de manera inmoral, y defendía sus pensamientos en un discurso en la facultad de ciencias exactas, en el contexto de un acto: “Me siento orgulloso, como Rector de la UBA, de que en una misma Facultad —a veces en una misma aula— se enseñen las doctrinas de Santo Tomás y las de Carlos Marx, de San Agustín y de Freud”

Luego de las manifestaciones, al ver que el gobierno no cesaba, estudiantes optaron por tomar colegios. Muchísimos colegios fueron tomados a fines de Septiembre. Llegaban noticias a Buenos Aires, que en el interior del país se estaban tomando medidas muy fuertes frente a las concentraciones.

Al ver tan amplia resistencia al proyecto nacional, se sanciona una ley en el congreso, conocida como “Ley Domingorena” donde se deroga el artículo 28, y se aprueba en su reemplazo el siguiente: la iniciativa privada podrá crear universidades con capacidad para expedir títulos y/o diplomas académicos. La habilitación para el ejercicio profesional será otorgada por el Estado Nacional. Los exámenes que habiliten para el ejercicio de las distintas profesiones serán públicos y estarán a cargo de los organismos que designe el Estado Nacional. Dichas universidades no podrán recibir recursos estatales y deberán someter sus estatutos, programas y planes de estudio a la aprobación previa de la autoridad administrativa, la que reglamentará las demás condiciones para su funcionamiento. Es decir, una nueva ley “disfraz” de la anterior.

Pero ahora, venía acompañada de otra que atacaba el derecho de huelga para los gremios obreros.

El 10 de Octubre, se resolvió llamar a un paro general, de mano de distintas agrupaciones nacionales. El gobierno, quizás para evitar otro 19 de Septiembre, ordenó la prohibición de actos públicos por 30 días. De todos modos los estudiantes siguieron manifestándose de distintas maneras, convincentes que tenían que ganar esta batalla contra el gobierno, “hasta que no afloje” no darían marcha atrás.

Finalmente, a partir de la aprobación de la “Ley Domingorena” el Estado dejó de tener el monopolio educacional que planteaba la Ley Avellaneda, por lo tanto se crearon muchísimas universidades privadas; la primera fue la Universidad Católica Argentina. A mediados de los años ’80, con el neoliberalismo, la Iglesia queda en segundo plano oponiéndose a las universidades nacionales y es el mercado quien ocupa ese papel; tal y cual lo pensaban los estudiantes de 1958.

Es entonces, que comenzaron a rumorearse distintos motivos, respecto a la actitud del gobierno ante este acto incomprensible para la mayoría de la sociedad: (estos rumores son mencionados en el libro antes dicho)

Uno de ellos afirmaba que en realidad estaba todo ya solucionado, que el Presidente, convencido por su hermano Risieri, había decidido abolir el proyecto de privatización de la enseñanza y se iba a centralizar en aplicar el plan de gobierno por el cual se lo había votado ocho meses atrás.

Otro decía que quienes estaban detrás de la privatización estaban jugando con el tiempo, ya que se acercaba el fin de ciclo lectivo y no quedaría ningún estudiante para protestar.

Otra teoría era que el gobierno planeaba ganar tiempo, contentando con el proyecto de ley a militares para que no ocurriera un golpe de estado y a su vez, atraer capitales extranjeros, para cumplir con aquel plan que se había prometido.

Una última versión afirmaba que el Presidente había sido acorralado para no atreverse a poner en marcha su forma de gobierno, por eso las contradicciones y los desesperados intentos de recuperar el poder. Así, iría entregando el país poco a poco y lo haría completamente el 1ro de Enero de 1961, todo se convertiría en “libre” y “privado”, la educación, los hospitales, el gas, el agua, la electricidad, los cementerios, la cultura, y más.

Al introducirme por completo en 1958, sentirme como ellos, y pensar así, por un momento; puedo ver que jamás, desde que tengo memoria, se me ocurrió preguntarme ¿cómo nacieron las escuelas privadas? O ¿por qué hay que pagar por usar el agua? O ¿desde siempre hubo hospitales públicos y privados? ¿Dónde nació todo este sistema en el que, aún inserta, no me siento del todo cómoda?

Veo que aquello que para los luchadores que sostenían la ley de enseñanza laica, era un país aterrador, vergonzoso, aberrante, es en el que nací y estoy acostumbrada a él desde siempre. No sé cómo hubiera sido, ni cómo tendría que haber sido. Sólo sé, que ni en mi educación primaria ni en la secundaria me nombraron este hecho. Creo que es imprescindible conocer las causas de las cosas, los por qués. Y para ser libre, elegir, cada uno de nosotros tendría que saber por qué elige y por qué no.

 



Bibliografía consultada:

De pie junto al Río – Héctor Gremico – Editorial Nuestra América.

Gacetilla “La Ménsula” – Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Escriben: (Eduardo Díaz de Guijarro; Carlos Borches; Arquímedes Piol;

Biblioteca Nacional de Maestros – www.bnm.me.gov.ar

Secretaría de Cultura – www.sinca.cultura.gov.ar

Programa “Efemérides” Capítulo “Laica o Libre” – Canal Encuentro.

 

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