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Primalión: Sentir algo verdadero

  • Foto del escritor: Alma Holovatuck
    Alma Holovatuck
  • 1 sept
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 3 sept

por Alma Holovatuck


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Una fila de cuerpos sin cabeza: la sensibilidad hacia lo que nos rodea ha sido decapitada. Lo poético irrumpe en imágenes inquietantes. Todo orbita alrededor de un vacío: la imposibilidad de sentir algo verdadero. 


Un Primalión es una criatura mitológica que habita en los bosques del sur de Argentina. En la obra, Brus —el monstruo del pantano— es el último que queda vivo. Alan (Manuel Caponi), un excéntrico millonario, lo conoce desde que eran pequeños: crecieron juntos, pero sus caminos se bifurcaron. Brus quedó relegado a la naturaleza, la sensibilidad y la esclavitud, mientras Alan heredó la mansión, la fortuna y la soledad. Él extrae de Brus un líquido vital que emana de su cuerpo, consumiendo su existencia sorbo a sorbo. Es un gesto claramente extractivista: explotar, extraer, consumir. Esa bebida espirituosa, proveniente del cuerpo de Brus, circula entre los invitados, que se sumergen de inmediato en un estado alterado. 


Un mundo sórdido se abalanza hacia nosotros desde el instante en que, en plena oscuridad, una voz pregunta: “¿Y, siente?”. Desde esa primera línea, Nicolás Goldschmidt, el director de Primalión, instala un clima enrarecido que nunca abandona la escena. Distintos actores contratados desfilan en la mansión de Alan, buscando despertar alguna emoción en él.

Al fondo de la escena, hay una pintura enmarcada que deja entrever un río y árboles. Está tirada en el suelo y nadie se detiene a mirarla. Tal vez, al igual que nosotros, los personajes se han olvidado de que la naturaleza permanece atrapada. O de esas hectáreas y hectáreas de la Patagonia que pertenecen a una sola persona.


El fuera de campo funciona como un protagonista más: los ecos de una fiesta, gritos, susurros, golpes. La realidad y la ficción se confunden, se entremezclan. Alan contrata actores para que interpreten a sus invitados, proyectando una vida que no es real. Ahí aparece la clave metateatral de la obra: el teatro dentro del teatro.


Brus resulta más humano que las personas que rondan la mansión. Alan, sin embargo, lo calla, invalida sus deseos y lo minimiza. Las actuaciones sostienen el ambiente inquietante. Los personajes de Roxana (Ana Cecilia Arcuri) y una reconocida actriz (Rosa Rivoira) construyen vínculos íntimos con el monstruo, desde una ternura genuina que contrasta con la frivolidad general. Rocío Passarelli, la asistente de Alan, protagoniza una de las escenas más claves de la obra: cuando, al terminar su horario laboral, rompe con el personaje y se muestra de otro modo.


Pero, a la vez, ¿no somos los actores quienes nos sometemos a ese límite en el que nuestro cuerpo es un poco nuestro pero también de los personajes, los directores, el público?


Primalión observa a la soledad de cerca y cómo a veces buscamos rodearnos de ruido, compañía y exceso, no por un anhelo verdadero, sino para huir de esa sensación interna. Ese miedo amargo a encontrarnos con nosotros mismos. Quizás sea por eso que vamos al teatro: para compartir con otros ese vacío y sentir, por un momento, que no estamos completamente solos. Perder la cabeza por un instante, volvernos otros y esperar a que la luz del escenario tome tiempo en apagarse.



FICHA TÉCNICA:


Actúan: Ana Cecilia Arcuri, Ignacio Igounet, Rocío Passarelli, Rosa Rivoira, Manuel Caponi

Diseño de vestuario: Cecilia Turnes

Diseño De Iluminación: Sebastián Francia

Fotografía: Lupe Basagoitia

Asistente de sonido: Tomás Pol

Asistencia de dirección: Pía Chianea

Producción: Valentina Rata Zelaya, Casa Teatro

Dirección: Nico Goldschmidt



por Alma Holovatuck (@almaholovatuck)


Alma Holovatuck es actriz, cineasta y escritora. Es egresada de la carrera de dirección de cine en la ENERC y actualmente se encuentra cursando la Maestría en Teatro y Artes Performáticas en la UNA. Actuó en “Las Jóvenes Promesas” (2023) en el Cultural San Martín y actualmente se encuentra ensayando "Este mundo peligroso", a estrenarse en octubre en Área 623. Dirigió diversos cortometrajes entre los que se encuentran “Máscaras y corsets” (2022), "Solo por esta noche" (2023) y “La reina rebelde” (2025).

 
 
 

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