Ay, Buenos Aires — 5: Libertad para leer en San Telmo
- Male Saito
- 30 jun
- 7 Min. de lectura
Una librería con librerxs de verdad, que leen y saben sugerir. La Libre.
Hoy: Un paseo por el oficio de leer, sugerir, encontrar joyas de oferta y dejarse recomendar por quienes saben y obran este arte de las historias impresas.
por Male Saito

Qué lindo es tener un plan literario los domingos. Este día debería ser solo para comer asado o ir a una lectura. Ayer había sol. Ojo, eso acompañaba al placer y las ganas que siempre empiezan bajas y van subiendo cuando una se encuentra con otros dispuestos a la buena charla. Entonces me emponché y me dispuse a ir a La Libre. Librería emplazada en San Telmo con la que tengo un vínculo sentimental de añares y a la que tenía abandonada como novia de verano.
Se presentaba el libro de una de mis amigas más queridas: Tan Adentro-arqueología de un fracaso. Una obra de teatro de Sofía Cantarini publicada por los Píxeles Muertos, flamante editorial de teatro conurbana que lleva adelante Gus Taffen y que recupera a ese género que para muchos es imposible de leer. Nada más alejado de eso. Leer diálogos es lo más parecido a escuchar conversaciones, arte que disfrutamos los chismosos, el orejeo. En esta obra, Sofía cuenta la historia de su abuelo. Un fantasma que se le aparece y le pide cosas. Ella irá respondiendo a esos mandatos a medida que va develando quién fue este inmigrante que amaba a los hombres, la playa, el teatro y el baile y tuvo que ocultarlo.
El día, como digo, estaba divino y, a pesar de que es fin de mes, vi una mesa con ofertas de libros en la esquina de enfrente donde hay otra librería y me abalancé. Dos mil pesos salía cualquiera y ahí entre esa veintena de libros encontré una antología del poeta Santiago Sylvester, salteño nacido en los cuarenta, que venía buscando por todos lados. No hay con qué darle cuando la maravilla se produce, se produce. Me faltaban quinientos pesos para llegar a la oferta. Solo se podía abonar en efectivo y ahí apareció Brench, librere de la libre, que me regaló quinientos pesos “por la épica”.
Es como dirá más tarde: nosotros vivimos por la historia. Es que acá lo que importa es la lectura, no el negocio.
Brench tiene 42 años y una vida dedicada al mundo del libro, heredada de su padre librero y consolidada desde los 16, es uno de los cooperativistas que sostienen este enclave cultural. La Libre, que no nació como cooperativa pero se transformó en una hace ocho años, se planta como un espacio horizontal, sin patrones, en un mundo capitalista que aprieta. “Somos un refugio en estos tiempos donde el mercado del libro está golpeado”, explica Brench. Junto a sus compañerxs, sostiene una propuesta cultural que trasciende la venta: ferias en la calle, una editorial propia, una distribuidora y un catálogo que combina libros nuevos, usados y una “diversidad bibliofílica” que apuesta sobre todo por lo alternativo.
Forman parte de la CALI (Cámara Argentina del Libro Independiente), un organismo que reúne librerías no alineadas con las grandes cadenas como El Ateneo o Yenny. En La Libre, conviven editoriales independientes con sellos más comerciales, libros usados y una curaduría que prioriza la narrativa contemporánea argentina, la poesía, los ensayos filosóficos con giro animal y los transfeminismos. También hay espacio para los infantiles, un segmento que buscan potenciar, y para la política, aunque Brench admite que le gustaría vender más de este género. De hecho, entre sus recomendaciones, destaca “El huevo de la serpiente” de Alejandro Campos, publicado por Letra Viva. “Un libro que aborda el ascenso de la derecha y cómo fue capturando las mentes juveniles”. Anotamos. También nos recomienda “La anarquía para los niños”, un libro publicado por el Zorro Rojo.
Me tiento y le pregunto a Brench una obviedad, tal vez. Pero que llena las conversaciones en las mesas de los bares. y se ofrece como certeza: “Nadie lee nada”. ¿Qué piensa de eso quién está del otro lado del mostrador?
“No creo que se lea menos. Sí que la gente pierde el poder adquisitivo como para poder acceder al libro. Pero se opta mucho por la alternativa del usado. Cuando la economía argentina era pujante, nacieron miles de editoriales. Cuando la economía estaba en decadencia, apareció la feria del libro independiente, el libro de autor, el fanzine. Es que el libro es como la maleza. Crece en todas partes”, asevera.
Hoy en día, me comenta, en la librería se vende mucha poesía. “La gente viene acá porque sabe que va a encontrar algo más allá de los cinco autores que lee todo el mundo”, dice y agrega que la poesía para elle es como el Aleph de la vida. Cuando le pido que me recomiende algún libro de poemas, me habla de “Los poemas pornopsiquiátricos” de Melina Varnavoglou publicado por Nebli. “Me gustó porque cuenta cosas que no se suelen contar en la poesía. Toca el tema de la salud mental. Creo que estamos viviendo una profundización de la crisis de salud mental hoy. La situación está complicada. Se ve mucho acá y creo que este libro lo aborda desde un lugar muy tierno”.
Para Brench, dedicarse a los libros es más que un oficio: es una forma de vida. “No podría hacer otra cosa. Amo el mundo del libro. Estamos acá porque amamos las historias. Es una especie de fe: mientras se sigan creando ficciones, poesías, ensayos, la parte linda de la humanidad sigue viva”.
“Leo porque me da una visión de la vida diferente. Cuando dejo de leer, siento cómo me cambia la cabeza. Y cuando leo se activa la nafta de la mecánica cerebral”, dice y agrega que también es parte del oficio estar al día de todas las novedades. Cuando le pregunto si lo vive como una presión. Es sabido que nunca paran de llegar cajas con libros y libros y libros. Se sonríe. “El mundo del libro es como un jardín donde siempre hay una fruta nueva y siempre me dan ganas de probarla”.
Eso sí, en un mundo donde el tiempo no alcanza y hay que elegir qué leer, Brench aprendió a soltar. “No vas a leer todo, pero eso también es parte del juego”, reflexiona. Prioriza lo que lo engancha, aunque siempre reserva un lugar para la poesía, que lo enloquece y lo conecta con lo esencial.
Martín, otro de los libreros, que estuvo atendiendo hasta recién, se acerca y lo engancho justo para que me recomiende un libro de Osamu Dazai que se llama “Indigno de ser humano”. Una novela existencialista que dialoga con “El extranjero” de Camus. “El protagonista no logra encajar con la sociedad. La novela retrata por un lado el sufrimiento del personaje por no poder entrar en el mundo y por otro lado ciertas convenciones estúpidas que rigen en la sociedad. Es una novela que invita mucho a la reflexión en estos tiempos”, dice.
Brench suma a la lista “A quién quiero engañar” de Dani Umpi de la editorial uruguaya Criatura Editora, un libro de cuentos que invita a reír mucho. “Son cuentos sobre relaciones de parejas truncas y no tanto”. Y por último nos comenta sobre una plaqueta de poemas de Julián López, “Bienamado”, que entró a la sección de usados hace unos días.
Pero La Libre es multifacética y este año anda de estreno. Relanzaron la editorial que venían llevando adelante con una nueva colección que se llama Misceláneas. Anshi, una de las editoras, me comenta que está pensada para abordar temas que atraviesan la realidad por lugares inesperados.
“Son libros pequeños, accesibles, de no ficción, que buscan intervenir en los debates de hoy. Arrancamos con Todos queremos ser felices de Hinde Pomeraniec, una joya que recoge sus reflexiones sobre el oficio periodístico y las transformaciones ocurridas en el centro de su hacer: de las redacciones presenciales a las entregas por mail. Se atraviesan los duelos, las soledades, la búsqueda de la identidad y las preguntas acerca de los efectos de la tecnología en nuestras vidas, sin perder la noción de que en el fondo, antes y ahora, Todos queremos ser felices. Luego publicamos El hábito de Marina Estefanía Guevara, un ensayo fascinante que explora la vestimenta desde las crónicas de Indias hasta teorías trans actuales. Y ahora estamos terminando Crítica de la energía política de Nicolás Malinovsky que analiza el futuro energético desde una mirada latinoamericana y se pregunta cómo podríamos posicionarnos desde Argentina para evitar una gran debacle”, relata Anshi.
El 10 de julio estarán presentando la colección a las 18.30 en Chacabuco 917, La Libre.
Esta notera, que a veces peca un poco de mala, recomienda dos cosas. Uno, pedirles a los libreros orientación. No sean tímidos. Contarles qué les gusta, qué están buscando y dejarse sorprender. No creer tanto en las redes sociales y sus trucos de magia. La segunda es saber a dónde ir. Hay muchos libreros que de libros saben poco, aunque la estética de librería independiente los acompañe. La Libre es una librería para confiar a ojo cerrado. Es de las posta posta. Le doy mi sello.
Hay Buenos Aires si un domingo helado nos reunimos en torno a la literatura, che.
por Male Saito (@malesaito)
Malena Saito escribe poesía, ejerce el periodismo cultural y estudió dramaturgia y dirección teatral en la EMAD. Actualmente colabora con Ficcialidad y Página12. En el pasado escribió también para La Tinta y sostuvo el newsletter semanal Camafeo, donde contaba historias de distintas poetas argentinas. Durante muchos años fue parte de varios programas de radio, destacándose La Guerra Suave, programa del que era locutora y productora, que buscaba difundir la literatura de las provincias en CABA. También fue productora de Leer es un Placer y fundadora de Trilce Radio.
Fue librera en distintas librerías de la ciudad. Fundó Luz Artificial, librería secreta. Produjo contenidos para festivales nacionales e internacionales como el Poesía Ya!. Actualmente brinda talleres de escritura y se pierde en la noche porteña.
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