La madre: un ritual en continuo presente
- Sofía Noel Ceballos
- 6 may
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Actualizado: 8 may
por Sofía Noel Ceballos
📍Rosario
La calle Mitre está atollada de personas. Es domingo a la noche y el clima está raro: llueve por unos minutos, como un claro de lucidez transitoria y se va.
Hombres y mujeres (sobre todo mujeres) llegan a la puerta del Teatro Astengo y hacen fila para entrar. Hay algunos paraguas abiertos.
Una mujer se acerca y me pregunta: ¿es ‘Mi madre’, ‘Madre’ ó cómo es?
Pienso: claramente fue a verla a la Roth. Es LA madre, le respondo haciendo gestos circulares con las manos. Nos reímos mientras la gente sigue entrando al hall. Es la segunda y última función, el teatro está repleto y expectante. El comienzo se demora por el atolladero y la gente empieza a aplaudir para que empiece.
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Cuando las luces se encienden vemos en escena una disposición de elementos muy simple: un sillón en el medio del escenario. Del lado derecho, una mesa tipo barra con banquetas y botellas variadas. A la izquierda, otra mesa pequeña con un velador encima, un perchero y un saco marrón.

Ana está desparramada sobre el sillón. Se despierta sobresaltada cuando se enciende la luz y entra su marido, Pedro. Esta escena se repite a lo largo de la obra como si fuesen varios días iguales, pero distintos.
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Ana sirve el desayuno para los chicos en un presente continuo, lo que eran tacitas pequeñas ahora son pastillas sobre la mesa. Ese, su ritual es una forma de querer. Querer así, en un tiempo que se detiene en una única escena. Quizá ser madre, para esta mujer, sea repetir rituales hasta el hartazgo.
Pedro rodea con sus pasos algo que no puede decir y que ya está puesto sobre la escena. No se puede ir, pero ya no está, vemos su cuerpo que camina en círculos y no hay alguien que esté presente.
Nicolás intenta despegarse del seductor estrago materno. Elisa es una vía. Ana lo sabe y por eso la desprecia.
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Escribe Anne Dufourmantelle algo que resuena:
Somos casas embrujadas por quejas de las que ya no se sabe a quién pertenecen pero que hicimos nuestras. Lo que nos queda a nosotros es una queja en carne viva que nos atraviesa el corazón.
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En esta obra, versiones de lo mismo vuelven al ritmo narrativo un espiral de frases enmarañadas. Su efecto es inmersivo e inquietante, como el de un sueño que vuelve a soñarse una y otra vez con nuevos elementos. Luces que se encienden y se apagan.
Los personajes encarnan voces que llevan puestas, son resonadores. Voces que dialogan con otras escenas. Voces de otros tiempos que eclipsan lo que se dice (y lo que no se dice).
El consumo de psicofármacos, el desamor y lo que no se nombra conforman un destino amargo que por su naturaleza, hace que el público por muchos momentos transforme la tragedia en risa incontenible.
FICHA TÉCNICA
Autoría: Florian Zeller
Versión: Federico González Del Pino, Fernando Masllorens
Actúan: Victoria Baldomir, Gustavo Garzón, Cecilia Roth, Martín Slipak
Diseño de vestuario: Ana Markarian
Diseño de escenografía: Micaela Sleigh
Diseño De Iluminación: Agnese Louzupone
Fotografía: Alejandra Lopez
Comunicación: Bushi Contenidos
Diseño gráfico: Martín Gorricho
Asistencia de vestuario: Jorgelina Pineda
Asistencia de dirección: Luna Perez Lening
Prensa: SMW
Producción ejecutiva: Luciano Greco, Bárbara Rapoport
Producción general: Sebastián Blutrach, Faroni Producciones
Dirección de Producción: Sebastián Blutrach
Dirección: Andrea Garrote
por Sofía Noel Ceballos (@sofianoel_)
Ceballos, Sofía Noel nació en Villa María, Córdoba en 1995. Vive en Rosario desde el 2013. Es Psicóloga, egresada de la UNR. En esa facultad, coordina el Área de Cultura y Deportes. Publicó el libro de poemas 'Un lugar que desconozco' (Elemento Disruptivo, 2023). Forma parte de la antología de poemas de salida del closet 'Alguien muerde el extremo de su nombre' (Elemento Disruptivo, 2022). También forma parte de la antología de poemas peronistas 'Todxs unidxs triunfaremos' (Ineditadxs, 2024) y de la antología de cuentos 'LIBRE' (Camalote y Monte, 2024). Un poema suyo forma parte del podcast coral “Poesía Ya!” del CCK, gracias al cual conoció La cúpula. Escribe de vez en cuando un newsletter que se llama 'La verdad que no sé' y un ensayo sobre Poesía y Psicoanálisis que parece que no dejará de escribir nunca.