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No hay banda: Hacer presente la ausencia

  • Foto del escritor: Nicole Popper
    Nicole Popper
  • 3 may
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 may

por Nicole Popper



Martín Flores Cárdenas se entera de la muerte de su abuelo e, instantes después, recibe un llamado desde un festival en Brasil: lo invitan a presentar una obra. Aún conmocionado por la primera noticia, dice que sí. Pero no. No la tiene. No la tiene aún. La tendrá por un momento efímero y luego desaparecerá.



Aquella obra que presentó en el festival fue concebida en dos meses, con actores y actrices que estaban dispuestos a probar cómo enunciar la pérdida. Nunca se volvió a hacer, no quedó registro (exceptuando pocas fotos y la música original). Se desintegró en esa primera y única representación. Una obra fugaz.


Años más tarde, en su Casa-Teatro-Estudio, Martín vuelve sobre ese momento. Frente al público, sin escenografía ni grandes trucos, solo con su cuerpo iluminado en escena, intenta reconstruir algo de aquella experiencia. Lo que vemos no es esa obra, sino una evocación de lo que fue. Balbucea fragmentos del texto, sostiene el guión en mano, invoca presencias que ya no están. Como su abuelo, que tampoco está. El único cuerpo vivo en la escena es el suyo, que se ofrece como superficie para hacer aparecer lo ausente.


No hay banda es una performance, una confesión, una tentativa. No hay elenco, no hay puesta, no hay espectáculo. Hay un intento. Hay preguntas lanzadas al aire. Hay una búsqueda por revivir algo que se fue. Martín no pretende engañar al público: desde el comienzo aclara que sí, va a actuar. Pero lo mínimo indispensable. Para él, actuar —dice— es "un trámite, como un acta de defunción". Algo que hay que sacarse de encima para poder pasar a otra cosa. No se trata de representar, sino de hacer aparecer algo. O de depurar algo que quedó suspendido en el tiempo. Como si el acto creativo no respondiera a una voluntad lineal de contar, sino a una necesidad involuntaria de procesar lo inconcluso.



En ese intento por reponer la obra perdida, No hay banda opera desde la sustracción. Desde ese vacío. Incluso su título es una negación: lo único que hay es algo no hay. ¿Qué se representa, entonces? ¿El recuerdo del abuelo o el hueco que dejó su partida? ¿Un borrador de la obra que fue o la imposibilidad misma de representarla?


Lejos de ser un espiral de reflexión sobre el lenguaje en sí mismo, No hay banda logra condensar en un solo cuerpo despojado de -casi- todo artificio, la potencia del presente. Ese cuerpo que busca ahí, frente a un público que no necesita ver la obra que fue para imaginársela, ni haber conocido a ese abuelo para entender el tamaño del vacío que deja en su partida.


En este acto performático, el protagonista plantea que el cuerpo de su abuelo en el ataúd funcionaba como una referencia de lo que fue en vida. Como en la actuación misma. Martín tiene claro que su cuerpo en escena es una réplica de él mismo, no es él. La pregunta que atraviesa toda esta vivencia se instala desde un principio y se reelabora en cada fragmento: si este no es mi cuerpo y es tan solo una referencia, entonces, ¿dónde estoy yo?



En esa superposición de realidad sobre ficción y ficción sobre realidad se disparan más cuestionamientos. ¿Es la ficción capaz de darnos respuestas o, al menos, sentido? ¿Qué busca este intérprete intentando traer a escena una obra que ya desapareció, hecha a partir de una persona que dejó de ser persona?


Como en un juego de espejos, el reflejo del actor se multiplica al infinito y sus preguntas quedan resonando como en una reverberación sin fin, mientras, como público, intentamos atrapar algo de eso que se desvanece ante nuestros ojos.




FICHA TÉCNICA:


Dramaturgia: Martín Flores Cárdenas

Actúan: Martín Flores Cárdenas

Diseño de espacio: Ruslan Alastair Silva

Diseño sonoro: Ramiro Vergara

Música: Martín Flores Cárdenas, Fernando Tur

Sonido: Ramiro Vergara

Operación técnica: Gregory Bohnenblust, Daniela Korovsky, Jan Raga, Pablo Ragoni

Diseño De Iluminación: Matías Sendón

Fotografía: Nora Lezano, Lucía Tomas

Colaboración en vestuario: Lara Sol Gaudini

Prensa: Carolina Alfonso

Producción Audiovisual: Pablo Camaiti

Producción: Valeria Casielles

Colaboración En Textos: Santiago Loza

Dirección: Martín Flores Cárdenas


por Nicole Popper (@nicole.popper)


Nicole Popper es actriz, directora y dramaturga. Estudió Actuación y Dirección teatral en la UNA y se formó en Dramaturgia en la EMAD. También escribe poesía. Como autora y directora, estrenó Pájaro en mano (2016) y Targlok: sobre las reglas terrícolas (2018 y 2022). Actuó en teatro y en tele, y en 2023 la nominaron a los Premios Hugo por su actuación en Llega la mañana. Ahora está ensayando Max Garita, su próxima obra como dramaturga y directora, a estrenar en noviembre en Espacio Callejón.

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