Velar la noche: la herencia de una fuerza en el cabello
- Ailo
- 28 abr
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 8 may
por Ailo
En los pueblos cuando alguien muere, se pasa la noche en vela.
Esta ceremonia a la que somos invitados para velar la noche, contemplar a los fantasmas y aprender de ellos, se recorre desde la luz y la penumbra, por los aires o en silencio desde el suelo, en patines, trapecios, sujetadas a un aro desde el cabello o incendiando en una danza el vestido de novia de una abuela.
Se construye con madres enamoradas que pasan la aspiradora en patines, con abuelas peluqueras fanáticas del fútbol, con hijas nietas que van heredando y abandonando generación tras generación las partes buenas y las partes no tan buenas de ser una mujer en el mundo, en Argentina, en Camilo Aldao, un pueblo al sureste de Córdoba de cinco mil habitantes.

Sofía Galliano comenzó a investigar todo este mundo desde hace mucho tiempo. A partir de 2021 en diálogo con Gabi Parigi, quien la dirige, e itinerantes ensayos por zooms pandémicos, con trabajos en residencias en Italia, y luego con la incorporación de Laura Saban en iluminación, cuando la historia empieza a revelar su estructura, su identidad de construcción en imágenes y escenas pintadas con la luz.
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Sofía es una artista especial con una formación muy interesante que hace a la particularidad de esta obra, y en la que vale la pena detenernos un ratito.
Nació en Camilo Aldao, el pueblo que les mencionaba (donde también se crió Laiseca), se recibió de Psicóloga en la Universidad Nacional de Rosario, a la par que se formó en la Escuela Municipal de Artes Urbanas de Rosario, en la carrera de Intérpretes en las Artes del Circo. A través de videos conoció la técnica de la suspensión capilar, una disciplina dentro del circo que comprende acrobacias —similares a la danza aérea— pero con la intérprete sujetada de su cabellera hecha un rodete, un peinado.

La técnica de la suspensión capilar es una tradición que se transmite de generación en generación. El secreto de la técnica está en el rodete, en cómo peinar ese cabello para que la tensión sea pareja, y el peso esté repartido, permitiendo soportar al comienzo de las primeras experiencias el dolor que puede llegar a generar, y luego trabajar y entrenar ese dolor, hacerlo parte del movimiento y lograr que se vaya difuminando con los años.
Sofía viajó a estudiar a la Escuela Nacional de Circo de Río de Janeiro, donde conoció un profesor que sabía hacer el peinado, quien le compartió la técnica, la sabiduría.
Hasta encontrar quien se lo enseñe, había iniciado un diálogo profundo con su cabellera, comenzó a investigarla como materialidad poética, a construir personajes a través de los peinados, mover objetos con ella, profundizar en el cabello como una extremidad más de su cuerpo con la que podía trabajar en la danza, en la acrobacia, en el trapecio, en la composición de personajes. Investigó la historia cultural del cabello humano en libros, su símbolo social, su carga cultural, el mandato que esconde una cabellera, los cuidados que requiere.
Después de tantos años de trabajo sobre la disciplina, cuenta que la sensación es muy difícil de explicar, una sensación intransferible, que no siente dolor sino una tensión extrema con la que se trabaja, y que la técnica reside en que el pelo esté minuciosamente parejo y peinado para que el peso recaiga en un núcleo en el centro de la mollera, como si se siguiera la línea de la columna, un peinado trenzado a un aro de acero sobre el cual se engancha, y un técnico sube y baja el dispositivo según se necesite.
Construyó una relación y un vínculo de fuerza con su cabellera, con su herencia.

En esta ceremonia a la que somos invitados una mujer suspendida de su rodete nos da la bienvenida a recorrer la historia de sus fantasmas. Su abuela Teresa, peluquera del pueblo y fanática del fútbol; y su abuela Toti, quien tenía un vestido de novia larguísimo que todo el pueblo envidiaba. Entre disciplinas acrobáticas iluminadas por velas, mesas que parecen ataúdes con volados y se transforman en roperos o puertas, pelucas, canciones y peinados vamos armando nosotros también el rompecabezas de la historia de Sofía, que es la historia de su Madre, que es la historia de sus abuelas.
Me pregunto si seré la última muñequita de esta mamushka
o tendré otra muñequita, que a su vez tendrá otra muñequita, y otra muñequita...
La obra se compone como un diálogo entre lo que se hereda y lo que se elige abandonar, una invocación nocturna a quienes nos preceden y dan cada una un paso más allá del anterior, para que otro paso pueda ser dado en un tiempo nuevo. Las fuerzas ancestrales de las mujeres de la familia, los mandatos sociales en los que cada generación se ve inmersa. La última hija del linaje se suelta la kilométrica cabellera, casi tan larga como el vestido de su abuela, y se echa a volar en un trapecio de libertad, como si soltara con ella todos los secretos y tensiones que en otras historias y en otras mujeres se sujetaron con hebillas, con ruleros, con redecillas.
No sin antes su madre haberse animado a soltar su voz y ser cantante, no sin antes su abuela haberse animado a prender fuego ese mismo vestido de novia o ese mandato, en la parrilla del patio de su casa.
Una obra como un sueño entre penumbras, que desanda y desata los nudos de cada mujer de la familia, interpretadas todas por una gran bailarina, acróbata, y psicóloga que cuida su cabellera como a la herencia de la fuerza que la precede.
Velar la noche tiene una última función el sábado en El Galpón de Guevara, sábados 20hs. Las entradas las consiguen acá.
FICHA TÉCNICA:
Autoría: Sofia Galliano, Gabi Parigi
Intérpretes: Sofia Galliano
Técnico aéreo y rigging: Diego Gonzalez
Música: Tomás Rodríguez
Voz: Mariela Santucci
Vestuario: Mariela Amoruso
Objetos y escenografía: Mariela Amoruso, Juan Fernández
Iluminación: Laura Saban
Fotografía: Macarena De Noia
Video: Fernando Sánchez
Imagen y Diseño gráfico: Lima. La imagen de les artistas
Técnico aéreo y rigging: Camilo Gutiérrez
Redes sociales: Lana Mejia
Comunicación y prensa: Mutuverría PR
Producción: Zoe Madera D'Addario y Sofia Galliano.
Dirección: Gabi Parigi
por Ailo (@___ailo)
Ailo (Ailén Cafiso) es bailarina, coreógrafa, escritora y artista multimedia. Trabajó diez años como editora, primero en un grupo editorial y luego en un proyecto independiente. Creó el grupo Potencial de acción donde reúne artistas multidisciplinarios para la creación de obras de cine y danza. Co-dirigió Parque (2022), hizo La danza rota (2024) y fue una de las primeras bailarinas del mundo en experimentar con danza y NFTs. Escribe poesía, y está terminando su primera novela. Creó Ficcialidad con el fin de difundir material artístico e histórico de investigación. ailo.work