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El Bululú — Antología endiablada: Risa y ritual

  • Foto del escritor: Ailo
    Ailo
  • hace 10 horas
  • 5 Min. de lectura

por Ailo


Ph Federico Fazzari
Ph Federico Fazzari

Apenas se apagan las luces del teatro aparece el diablo.


Osqui Guzmán interpreta El Bululú, Antología endiablada, escrita por Leticia González de Lellis y por él.  


Estamos a punto de presenciar una cruza entre el siglo de oro español y los hilos de oro boliviano que sostienen el traje que el actor lleva puesto. Un despliegue de poesía, voces y personajes interpretados por él mismo.


Con actuación deslumbrante de Osqui Guzmán, autoría y escritura de Leticia González de Lellis y Osqui Guzmán, diseño de vestuario de Gabriela A. Fernández, asesoramiento dramatúrgico de Mauricio Kartun, coreografía de Pablo Rotemberg, luces de Adrián Cintioli y música de Javier López del Carril, este Bululú es para no perdérselo por nada del mundo.


Bululú es una palabra española utilizada para referirse a los actores de teatro ambulante de otros tiempos, hacían reír con varios personajes y se presentaban en bares o en las calles, para ganar unas monedas y al día siguiente actuar en otro pueblo.


El Bululú es también una obra creada por José María Vilches cerca de 1975, un actor español radicado en Argentina post guerra civil española, una vez que vino a hacer una temporada y se quedó para siempre. Tomó textos de Federico García Lorca, Cervantes, Lope de Vega, y Quevedo, y confeccionó esta versión que hizo en teatros de todo el país superando las 4500 funciones entre 1975 y 1984, cuando tuvo un accidente en la ruta yendo a hacerla a Coronel Suárez. Fue tal el éxito que en 1979, grabó una versión en long play que luego fue casette.


Una Diablada es una danza que existe y existió en diferentes puntos del altiplano con un origen antiquísimo y ritual, que luego se reinterpretó como una danza de disputa entre las aplastantes doctrinas católicas que invadieron el territorio, y lo que existía desde siempre como una práctica espiritual y de ceremonias. La coreografía de la diablada consta de siete movimientos con Lucifer, Satanás, la Virgen, los pecados, y una batalla entre un "bien" y un "mal" que se despliega mientras avanza la interpretación.


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Los trajes de diablada son una obra de arte surrealista, y se confeccionan con técnicas de costura y bordado manipulando piedras preciosas, minerales, oro y plata, y toda esa naturaleza desbordante que también saquearon de estos territorios.


Técnicas de costura que, a su vez, los padres de Osqui Guzmán (oriundos de Potosí y Oruro) ejecutaban en su taller-hogar en La Boca, y que Osqui también aprendió para ganarse unos mangos mientras estudiaba en el conservatorio de actuación.


Conservatorio en que, se anotó porque una materia era lo más parecido a artes marciales que leyó en un plan de estudios: esgrima en la Escuela Nacional de Arte Dramático. "Es como una fábrica de actores", le dijo un amigo.

Aunque él no había ido nunca al teatro, el examen de ingreso lo aprobó con un diez.


Es en esos tiempos y en esas calles de Buenos Aires noventosa, entre la ENAD y la casa donde vivía con sus padres, es el momento en que a Osqui le llega el casette que Vilches había grabado en 1979.


—Escuchate El Bululú —le dijo un profesor de teatro, y se lo dio.


Editado y distribuido por MICROFON ARGENTINA S. A.℗ 1979

Lo escuchó una y otra vez, sin parar, todas las noches en que trabajaba con la máquina de coser ponía el casette. Se aprendía los textos, los repetía. La mujer fea, el alguacil, los habladores, el enamorado de la luna, y todos estos personajes que hablan como Cervantes y García Lorca, se mueven como Chaplin y hacen reír como los mejores bululús de sus tiempos, casi como un stand-up de otro orden, poético y bailarín.


La obra se había hecho parte de Osqui, y Osqui parte de la obra. Se habían cosido entre sí sin darse cuenta. Vilches fue su maestro, su molde.



Ph Federico Fazzari
Ph Federico Fazzari

En El Bululú: Antología endiablada, se suman otros retazos a lo que Vilches había confeccionado. La cruza entre esos textos aprendidos de memoria, y el ritmo de la máquina de coser, la cruza entre la historia familiar y la historia de esos trajes de Diablada. Con mirada y escritura de su compañera Leticia González de Lellis, quien trabajó en la construcción de la obra junto a Osqui, se fue hilvanando esta maravillosa nueva propuesta de bululú.



Es muy difícil encapsular la libertad que se vive en este tipo de teatro en pocos cortes de palabras, hay que verlo. El despliegue vivo que tenemos el honor de presenciar, la cruza de sentidos y de sentimientos, de ideas, la ironía, lo injusto, la batalla, todo junto se expresa en El Bululú, Antología endiablada. Es una mezcla de talento, trabajo, rito, una actuación chispa que es universal y atemporal, un bailarín que hace reír, un maestro de kung-fu, una batalla contra-cultural, un bálsamo, todo junto.


Hace algunas semanas, es de público conocimiento que Osqui Guzmán vivió en las calles de Buenos Aires una situación de violencia policial contra él, por orden "del algoritmo" de las cámaras de seguridad del subte, que lo confundieron con "alguien con antecedentes". Dos veces le pegaron en la cabeza.


Es casi seguro que todas las personas que estábamos viendo la obra sabíamos de este hecho, y se sumaba a trazarle otro sentido más a esta antología endiablada que este actor-bululú nos ofrecía. Una justicia divina, artística, una batalla sensible y diabla, creativa, infinita. Una respuesta.


El público estalla en aplausos, ovaciones, y gritos de "Olé, olé, olé, olé, Osqui, Osqui". Una señora del fondo le grita "Osqui, ¡te acompañamos al subte!". Estamos exaltados y emocionados, por lo que vimos y lo que significa. Un actor humano, real, que camina las calles como lo hacemos los que trabajamos, que es amable y se planta, que lucha, pero que tiene algo más, una chispa, una forma de contar algo distinto, de recuperar historia y poesía al mismo tiempo, de hacer algo inteligente y superior a un golpe de algoritmo policial, una forma única y ancestral pero presente, de batallar el atropello con teatro y con diabladas.




El Bululú - Antología endiablada sigue con funciones en Buenos Aires el miércoles 5 y 12 de noviembre a las 20:00 Entradas aquí.



Bonus track


Buscando imágenes y archivo para escribir esta nota, encontré la grabación completa en casette de Vilches en YouTube, como pueden ver arriba. En la descripción del video hay un texto de Leila Guerriero sobre Vilches, donde se refiere a él como su diablo. Impresionante.


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Mi diablo - Leila Guerriero


Mi primer muerto fue español. Era actor, se llamaba José María Vilches. Lo vi por primera vez siendo niña en un unipersonal llamado El Bululú, un recorrido por textos clásicos de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo. Tenía una forma de decir espesa y dulce, como si las palabras fueran el rastro de un cuerpo o de un pecado potente, y yo, escuchándolo, entraba en trance sin saber qué sentía.




FICHA TÉCNICA:


Autoría: Leticia Gonzalez de Lellis, Osqui Guzmán

Actúan: Osqui Guzmán

Diseño de vestuario: Gabriela A. Fernández

Diseño de luces: Adrián Cintioli

Música: Javier Lopez Del Carril

Asesoramiento dramatúrgico: Mauricio Kartun

Asistencia de dirección: Leticia Gonzalez de Lellis

Producción: Leticia Gonzalez de Lellis

Coreografía: Pablo Rotemberg



por Ailo  (@___ailo)


Ailén Cafiso (Ailo) es bailarina y artista multimedia. Trabajó como editora varios años, hoy escribe y dirige en Ficcialidad, una revista cultural. Forma parte de Potencial de acción, un grupo de artistas multidisciplinarios que trabajan en la creación de obras de cine y danza. En cine co-dirigió e interpretó el videodanza Parque (2022), en teatro hizo La danza rota (2024) unipersonal de cuatro funciones. De las primeras bailarinas del mundo en experimentar con danza y NFTs. Escribe poesía, está terminando su primera novela, y trabajando en una novela gráfica.

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