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El centésimo mono: El Misterio que no se resuelve

  • Foto del escritor: Nicole Popper
    Nicole Popper
  • 12 jul
  • 3 Min. de lectura

por Nicole Popper



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La teoría del centésimo mono postula que cuando un número significativo de individuos de una especie adopta un comportamiento, éste se propaga al resto de forma casi instantánea, sin contacto directo. Una especie de acto indescifrable de conciencia colectiva.


El centésimo mono da un salto de fe y construye desde esta teoría: hay algo que nos une subconscientemente, en un terreno que no podemos alcanzar desde el raciocinio pero quizás sí desde la poesía y la imaginación.


Esta ficción empieza cuando un mago entra en una cirugía de riesgo. El personaje desdoblado en tres cuerpos está interpretado por actores/magos (magnéticos Marcelo Goobar, Pablo Kusnetzoff y Emanuel Zaldua). Este sistema ya plantea desde un principio que un individuo nunca es uno solo, sino que es parte de una red oculta, invisible a nuestros ojos, que une a cada persona con los semejantes de su especie. La cuenta regresiva hacia el estado de inconsciencia absoluta producido por el efecto de la anestesia total, nos invita a adentrarnos en este relato.


La obra está dirigida con astucia circense y sensibilidad poética por el extraordinario Osqui Guzmán. Hechicero de escenarios y poderoso ilusionista escénico, logra orquestar esta pieza con la misma exquisitez que sabemos que puede brindar como actor. Nos sumerge en una puesta plagada de ritmo, efectos, chistes y gestos certeros hacia el centro de nuestra sensibilidad.


El centésimo mono es una pieza —o un acto de magia— plagada de trucos. No, trucos no, porque suena a trampa… efectos de magia, fenómenos que desafían lo que el espectador puede comprender y se empeña sin pausa en descubrir. ¿Es que no volvemos todos a un estado de absoluta inocencia cuando no podemos descifrar el engaño oculto detrás de las manos de un prestidigitador? La obra hace pie firme en ese desafío: nos mantiene preguntándonos con sincera ingenuidad “¿cómo lo hizo?”, mientras que despliega en escena un repertorio de metáforas que interpelan nuestras clásicas preguntas existenciales. ¿Dónde vamos cuando soñamos? ¿Cuál es el significado detrás de nuestros símbolos subconscientes? ¿Qué podemos esperar cuando nos llega nuestra hora final?


El inconsciente, el riesgo, la poesía, el ritmo y el juego teatral, son algunos de los terrenos sobre los cuales discurre esta obra cuyo eje principal es hermanar la dupla del misterio definitivo: la magia y la muerte. Dos caras de una misma moneda, aquel enigma que nos mantiene expectantes porque no admite una respuesta definitiva.


El centésimo mono puede describirse como una obra y también como un dispositivo de ilusión. Una interrupción en la incredulidad y la soberbia. Es que en definitiva, ¿no es el teatro esa trampa que sabemos que “no es real” y sin embargo, se presenta sin engaños y logra emocionarnos? ¿No es el arte escénico aquella “mentira” que accedemos a aceptar y a través de los siglos nos sumerge en una verdad mucho más absoluta e irrevocable sobre nuestra humanidad?


Es que la voluntad de creer no nos hace inocentes. Porque querer develar el truco, es morir un poco, es querer resolver el secreto de nuestra existencia, es “pasar del otro lado” para nunca más regresar.


Si 100 individuos reunidos en una sala teatral creen. ¿No seremos acaso todos capaces de creer? 


Y el final de la obra, un efecto poderoso. Un eficaz remate poético. Una fuga hacia la inmaterialidad que expone el artificio para liberarnos del escepticismo. Despojarse del as bajo la manga. Entregarse a lo innombrable. Renunciar a atrapar lo que excede nuestro entendimiento. Ir hacia aquello que nos conecta con nuestra especie mucho más profundamente que las ilusorias líneas que nos dividen desde el intelecto.



FICHA TÉCNICA:


Dramaturgia: Osqui Guzmán

Actúan: Marcelo Goobar, Pablo Kusnetzoff, Emanuel Zaldua

Iluminación: Adrián Cintioli

Diseño de vestuario: Gabriela A. Fernández

Diseño de escenografía: Gabriela A. Fernández

Realización de escenografía: Miguel Yanson

Realización de vestuario: Patricio Delgado

Música: Tomás Rodríguez

Asistencia de escenario: Dalmiro Arana

Asistencia de escenografía: Estefanía Bonessa

Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa

Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff

Producción: Jhonatan Zak

Dirección: Osqui Guzmán



por Nicole Popper (@nicole.popper)


Nicole Popper es actriz, directora y dramaturga. Estudió Actuación y Dirección teatral en la UNA y se formó en Dramaturgia en la EMAD. También escribe poesía. Como autora y directora, estrenó Pájaro en mano (2016) y Targlok: sobre las reglas terrícolas (2018 y 2022). Actuó en teatro y en tele, y en 2023 la nominaron a los Premios Hugo por su actuación en Llega la mañana. Ahora está ensayando Max Garita, su próxima obra como dramaturga y directora, a estrenar en noviembre en Espacio Callejón.

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