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Matate, amor: Liberar a la bestia que llevamos dentro

  • Foto del escritor: Nicole Popper
    Nicole Popper
  • 4 jul
  • 3 Min. de lectura

por Nicole Popper


¿Qué puede decirse luego de presenciar en teatro una experiencia profundamente estremecedora? Las palabras quedan truncas en el suelo rugoso del que está hecho la escenografía, se desvanecen en el humo de ese bosque, se pierden en la arboleda que sirve de fondo de esta historia que despierta el cuerpo y sacude la psiquis.


Foto Alejandra López
Foto Alejandra López

Una monstruosa y potente Erica Rivas nos tiene al borde del asiento durante los 85 minutos de obra. Junto a la extraordinaria dirección de Marilú Marini, presentan en escena un texto complejo y vibrante de Ariana Harwicz, que pone en tensión la sociedad y la animalidad, aspectos que luchan de manera descarnada en el cuerpo de este personaje sin nombre.


Lo que pareciera ser en un principio un manifiesto en contra de la normalidad, de la moral y de lo que se espera de una mujer (esposa y madre de familia), deviene en una exposición a cielo abierto de las contradicciones más humanas. ¿Cómo aprehender la experiencia de estar viva, capturarla en palabras y eximirla de bestialidades? Gruñidos, gemidos, contorsiones corporales y sacudones se ponen al servicio de esa disputa. ¿Qué nos pide la sociedad a las mujeres? Corrección política, complacencia hacia el hombre, sustento y amor desmedido a los hijos. Racionalidad, calma, contención y buenas costumbres. Todas demandas que este personaje no puede ni quiere satisfacer. 


Hay un deseo desenfrenado por abrazar la propia animalidad. Perderse en el bosque, dejarse desnudar por la mirada feroz de un ciervo, aullarle a la luna, despedazar a ese bebé que no para de llorar, sofocarlo, o simplemente dejarlo asfixiarse en un auto cerrado. 


La bestia que nos habita pide espacio, reclama liberarse, asumir su propio hambre voraz, no dejarse enjaular por instituciones como el matrimonio, la maternidad, la buena educación… en fin, cualquier atadura que busque encapsularnos y reducir nuestra existencia una sola faceta que tranquilice a la mirada ajena. 


No poder ser lo que otros esperan de una parece ser la tragedia de esta obra. Pero no en la búsqueda de encajar, sino en las pesadas cadenas que nos mantienen correctas, obedientes, funcionales.


La fantasía aparece como una fuga posible, presente en todo momento. Ay, si tan solo pudiéramos acelerar en la ruta y dejar todo atrás. Pero siempre se vuelve al marido, al bebé, la domesticación y a la pantomima de normalidad. Qué condena.


“Hablar, ¡qué asco!” dice este texto plagado de joyas que dan ganas de devorárselo cual caníbal, exprimirlo de sus jugos y saborearlo, poder hacerlo parte de nuestra propia carne. Es que el lenguaje no es suficiente para aprehender la vivencia humana, y eso el teatro sabe demostrarlo, una y otra vez. En obras como Matate, amor, el deleite es total en este sentido.


No hallarse en la propia corporalidad, discurrir en el terreno del deseo desenfrenado, del impulso en sí mismo, parece ser un movimiento que nos propone esta obra, donde no importa la historia sino la experiencia física y emocional que atraviesa este personaje.


Qué difícil seguir con la convención de “lo común” luego de ver algo así. Qué traición siento al intentar nomenclar algo luego de tal agitación de los sentidos. Ponerle pensamiento y palabras se siente como una deslealtad a la excitación vivida en esta sala repleta. Es técnicamente imposible salir de Matate, amor sin que recorra en el vientre la furia, la angustia, la lujuria, la destrucción y el deseo, todo conviviendo en un mismo cuerpo aplastado por la cultura y adormecido por la civilización. 



FICHA TÉCNICA:


Autoría: Ariana Harwicz

Actúan: Érica Rivas

Montaje: Jonas

Vestuario: Mónica Toschi

Escenografía: Coca Oderigo

Peinados: Silvina Paolucci

Diseño de maquillaje: Emmanuel Miño

Diseño de peinados: Emmanuel Miño

Diseño de luces: Iván Gierasinchuk

Diseño De Sonido: Jesica Suarez

Asistencia De Realización De Objetos: Jerónimo Basso

Realización de video: Maxi Vecco

Visuales: Lolo Armendáriz

Operación de luces: Anna Serra Torrelles

Operación de sonido: Esteba Fraga, Fiamma Carranza Macchi

Operación de video: Esteba Fraga, Fiamma Carranza Macchi

Diseño 3d: Control Studio

Fotografía: Sebastián Freire

Diseño gráfico: Juan Gatti

Asistencia de escenografía: Angélica Alvear, Lola Quirós

Asistencia De Maquillaje: Silvina Paolucci

Asistencia de vestuario: Josefina Vicchietti

Asistente de producción: Milagros Plaza Díaz

Asistencia de dirección: Fiamma Carranza Macchi

Producción ejecutiva: Camille Chaumeil

Productor asociado: Sala Dumont 4040

Producción: Matate Amor

Producción general: Marilú Marini, Érica Rivas

Diseño de movimientos: Diana Szeinblum

Dirección: Marilú Marini



por Nicole Popper (@nicole.popper)


Nicole Popper es actriz, directora y dramaturga. Estudió Actuación y Dirección teatral en la UNA y se formó en Dramaturgia en la EMAD. También escribe poesía. Como autora y directora, estrenó Pájaro en mano (2016) y Targlok: sobre las reglas terrícolas (2018 y 2022). Actuó en teatro y en tele, y en 2023 la nominaron a los Premios Hugo por su actuación en Llega la mañana. Ahora está ensayando Max Garita, su próxima obra como dramaturga y directora, a estrenar en noviembre en Espacio Callejón.

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