La Hora de la Víctima: Separadas en el tiempo
- Eugenia Starna
- 16 may
- 3 Min. de lectura
por Euge Starna
El hecho teatral nos recuerda que podemos estar juntos y que tenemos muchas cosas en común. Como por ejemplo respirar, hablar una lengua, entendernos. Es algo bastante primario pero al naturalizarlo se torna gris bajo esa capa de polvo que es la costumbre. Llegué a Nün Teatro Bar con la alegría y el recuerdo de todas las obras que fui allí a ver, de toda la gente con la que compartí, de todas las historias que se desplegaron, de la palabra que circuló. De ese micromundo en Villa Crespo donde cincuenta o sesenta personas nos sentimos atraídas por un mismo hecho artístico. La fila humana ocupa el largo del local y dobla en una L hacia la vereda de al lado. Entrar es atravesar un espacio lleno de cositas, como sucede en la casa de una abuela: cuadros, palabras, revistas, objetos, brochecitos y stickers, muchos stickers como ese que dice “Quedate con quien te lleve al teatro, al cine te lleva cualquiera”.

El hecho teatral nos recuerda que podemos estar juntos y que tenemos muchas cosas en común. Un espacio y un tiempo. También un código. Sabemos que eso que vemos es ficción, que está guionado, ensayado, actuado y aún así nos quedamos inmóviles y en silencio. Salimos de nuestras historias y entramos en otra.
No había pasado mucho tiempo desde el inicio de la obra cuando aparecieron las primeras carcajadas. Sin dudas Marina Castillo y Coral Gabaglio son señoras de la comicidad. Se ubican en la piel de dos mujeres en dos historias separadas en el tiempo, siempre extrayéndonos la risa. Dos hermanas durante Semana Santa, un intento de empanada gallega, un horno de barro, la alerta frente a los vecinos, las historias viejas que nunca caducan.
Todo gira en torno a una casa de pueblo con empapelados floreados de lo más cargados. Desde la escenografía dispuesta (creada por Juan Pablo Hernández) ya ocurre un juego de perspectivas en la mente del espectador: objetos planos que no parecen tener profundidad, de pronto se ensanchan y cumplen su función. El sillón sostiene un cuerpo. La mesa, aquello que se le apoya. Lo figurativo y lo literal aglutinado. El juego del sentido es romper el sentido de las cosas.
El tiempo se altera y la acción se traslada a un presente donde esa casa, ahora llena de polvo, busca ser alquilada por una mujer de Capital (Gabaglio) recién divorciada que busca rehacer su vida. La mujer que trabaja para la inmobiliaria (Castillo) insiste en ofrecerle otra opción. Quienes venimos de pueblos chicos sabemos del anonimato que significa que nadie te conozca aunque también el riesgo de que instantáneamente todos te etiqueten. A la porteña no le importa y la pueblerina tiene más curiosidad y deseo que temor.
Desnaturalizar para encontrar texturas, claroscuros, relieves, matices, humor. Hay guiños como retornos que van cargándose de gracia cada vez. La onomatopeya del estornudo alterada: ¡achís, achú o atún! une esas historias no tan inconexas. En todas las familias hay secretos, en todas las historias de mujeres hay rastros de sumisión y así también, perspicacia, interés por explorar, por cruzar límites aunque eso sea la voz de un padre muerto.
Con dramaturgia y dirección de Julian Lucero y Mariano Rosales, en esta obra aparece también Cronos, la personificación del tiempo en la mitología griega, hijo de Gea (la Tierra) y Urano (el Cielo). “No tienen otra cosa que hacer que pensar en mí todo el tiempo, valga la redundancia, y al final todo el día pelotudeando están.” Es gracioso y tiene razón.
Fui a ver La Hora de la Víctima con mi madre y mi prima. Recomiendo ir con alguien que quieras. Para compartir eso, lo más valioso, el tiempo. Y de yapa, unas risas.
FICHA TÉCNICA:
Dramaturgia: Julián Lucero, Mariano Rosales
Actúan: Marina Castillo, Coral Gabaglio
Escenografía: Juan Pablo Hernández
Pelucas: El Mundo De Las Pelucas, Altas Pelucas
Diseño de vestuario: Cristina Tavano
Diseño de luces: Gustavo Lista
Realización de vestuario: Shirley Betancor
Fotografía: Rolando Velázquez
Arte: Juan Pablo Hernández
Diseño gráfico: Lisandro Auteda
Asistencia: Iván Domnanovich
Producción: Amarella
Dirección: Julián Lucero, Mariano Rosales
Eugenia Starna (@eugestarna)
Eugenia Starna nació en Bragado, provincia de Buenos Aires. Se dedica a los cruces disciplinares entre la danza y la literatura. Es egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, donde trabajó junto al Ballet Estable. Se graduó del Profesorado de Arte en Danza por la Universidad Nacional de las Artes, donde a su vez se encuentra cursando la Licenciatura en Artes de la Escritura. Desde 2021 dirige EDEC, proyecto a partir del cual editó una publicación homónima que ya lleva dos ediciones.